El Papa Francisco cumplió ayer ochenta años y, por esa razón, celebró una misa en la que pidió una vejez "tranquila y fecunda", al tiempo que recibía los buenos deseos de miles de fieles y de autoridades de Italia y del mundo.

"Desde hace algunos días me viene a la mente una palabra que parece fea: la vejez. Asusta por lo menos (...) 'La vejez es sed de sabiduría', esperemos que también para mí", afirmó durante la misa, celebrada ante 60 cardenales en la Capilla Paulina del Vaticano. El Papa explicó a los purpurados que la vejez "llega de golpe" pero al mismo tiempo apuntó que "cuando se ve como una etapa de la vida para dar alegría, sabiduría y esperanza, uno vuelve a vivir".

"La vejez es tranquila y religiosa", aseveró, recurriendo a ese verso del poeta alemán Friedrich Hölderlin. "Recen para que la mía sea así: tranquila, religiosa y fecunda. Y también alegre", exhortó el pontífice. Posteriormente volvió a aludir a la tercera edad durante un encuentro con el movimiento católico "Comunidad de Nomadelfia", cuyos miembros le recibieron cantando el "cumpleaños feliz".

Francisco les recordó que "los niños y los ancianos contribuyen al futuro de los pueblos". "Los niños porque sacan adelante a la historia; los ancianos porque transmiten la experiencia y la sabiduría de su vida", ilustró Francisco, para después instar a los congregados a no cejar en su intento de alimentar el diálogo entre generaciones.

El 17 de diciembre pasó por ser una jornada normal en el Vaticano, donde no se celebran los cumpleaños sino los onomásticos, pero al mismo tiempo tuvo un carácter especial, sobre todo por la edad que alcanza el Papa, los ochenta años. Tal es así que Francisco recibió el afecto de sus fieles, empezando por ocho mendigos, uno de ellos peruano, que a primera hora de la mañana acudieron a su residencia, la Casa Santa Marta, para felicitarle y regalarle tres ramos de girasoles.

El pontífice les invitó a desayunar, charló con ellos y les ofreció algunos dulces típicos argentinos y, por la ocasión, en los comedores sociales de Roma se repartieron dulces y en los albergues sobres con una postal navideña y un "pequeño regalo". La Santa Sede recibió más de 50.000 felicitaciones para Francisco.

El papa emérito Benedicto XVI también felicitó a su sucesor por escrito y por teléfono, además de enviarle "tres pequeños regalos" muy "personales y significativos" para ambos, informó la Santa Sede.