Es una de las prendas estelares de la temporada y ya se nota en las calles. La falda, en su versión larga y midi, llena las pasarelas otoñales y desplaza a los pantalones, que al menos por unos meses quedarán relegados a un segundo plano.

Los plisados se inspiran en los antiguos trabajos de Fortuny y los cortes al bies retoman el estilo de aquellos trajes dos piezas de los años cincuenta que estilizaban la figura hasta límites insospechados. La falda plisada se ha convertido en una de las prendas estrella de la moda. Amada y odiada a partes iguales, ninguna firma ha querido renunciar a ella. Con largo por debajo de las rodillas y en tonos metalizados es lo más.

Carolina Herrera, que siempre incluye faldas y vestidos en sus colecciones, presta esta vez especial atención a una prenda que gana volumen y movimiento, y pierde el rigor de otros tiempos al combinarse con botines y botas de media caña, que sustituyen a los zapatos de tacones altos.

Herrera, la gran dama de la costura que considera una "vulgaridad" compartir la vida privada en las redes sociales, también rescata los vestidos de cuadros Príncipe de Gales y el estampado tartán, que junto al tweed será el rey de los meses de frío.

Las firmas de moda barata toman buena nota de todas estas propuestas y las recrean a su manera, a veces con resultados muy logrados. El objetivo es que nadie se quede sin su falda por debajo de la rodilla. Junto a esta tendencia convive la maxifalda, aunque con menos brío que el pasado verano. Aun así, los vestidos de inspiración étnica con bordados y cordones de artesanía siguen expuestos en los escaparates. La mejor forma de combinar estas faldas es echar mano de un jersey de punto, ante o piel que quede por debajo de la cintura y que ayude a configurar esa silueta elegantemente descuidada.