A María Dolores Leonor ustedes la conocerán por Mariló. Posiblemente no utiliza los tres nombres, o cuanto menos el tercero, con todos sus aires reales, por pura modestia. Por eso, y, puestos a especular, quizá por un par de razones más. Una, porque como marca no funciona, resulta muy largo, con exceso de oes y exceso de eles (véase el ejemplo de un experto como Risto). Dos, porque no tiene fácil traducción al inglés. Y digo que no tiene fácil traducción al inglés porque Mariló ha hecho las maletas -muchas maletas, casi como los baúles de la Piquer, a decir de los ojeadores del aeropuerto- y ha cruzado el charco. Como Ana, como Marta Sánchez, como Sonia Monroy, como Sara en su día, como Ana -otra vez- en su día. Ha dejado el disputado reinado de las mañanas, se ha quitado la corona -y el casco-, se ha cogido un año sabático y se ha ido a hacer las Américas. Pasando del delantal con tacones del plató de televisión a los cócteles con tres amigas neoyorquinas en Manhattan. ¿O esa serie ya existe? No es definitivo. Volverá acasa por Navidad. Como los turrones. O como Víctor Sandoval.
