Tendrán que celebrar su boda sí o sí. Se refieren los corifeos que reúne Ana Rosa a Kiko Rivera y pareja. Hay muchos motivos para casarse, no crean. Todo un repertorio. Algunos son evidentes, otros constituyen un misterio. Un principado o una exclusiva son buenas razones. La segunda (razón) la descubrí (ingenua de mí, llego a todo tarde) cuando lo escuché en boca de una modelo rusa o así refiriéndose a su ex marido famoso de cuarta o quinta generación. Desde entonces me vengo fijando más. Y es verdad: Hay bodas por amor. Amor al dinero de la exclusiva. Porque hay bodas por amor al dinero de la exclusiva que se malbaratan cuando falla el ingrediente principal. No hay reportaje, por tanto no hay pasta, luego no busquen cariño. Héte aquí el paradigma: el enlace de un ex de famosa que matrimonió con la ex de un famoso, hermano de la famosa anteriormente citada. El cuché no se interesó en el enlace. Resultado: divorcio exprés. De modo que, a la inversa, podríamos inferir que boda exclusivosa, boda dichosa, parafraseando a los clásicos. Y más si es
como ésta, que promete reunir bajo una misma bóveda catedralicia a los Rivera y la Pantoja. Que eso sí que no tiene precio. Al lado del amor.
