La empresaria Gamila Hiar, que ha convertido un pequeño negocio en una multinacional de jabones y productos de belleza, con más de 50 millones de dólares de beneficio al año, solo emplea a mujeres, lo que le hace ser la persona más feliz del mundo viendo cómo trabajan aunque sean de culturas diferentes, tejiendo la paz.

"No, no todo es dinero", afirma en una entrevista con Efe la mayor empleadora y defensora de los derechos de las mujeres drusas en Israel, en cuya fábrica de Peqi'in, también se apuesta por la convivencia y entendimiento entre judías, cristianas, musulmanas y drusas, como vía hacia la paz.

Para la creadora de "Gamila Secret", cuyo jabón usó la actriz Sara Montiel o mantiene lisa la piel de la cantante Madonna, "las mujeres tienen más paciencia que los hombres, son las que se encargan de poder transmitir a los hijos el concepto de la paz y ahí está su fuerza, pueden aportar mucho y encontrar un camino nuevo para llegar a ella".

De ahí que a sus 76 años, reta a quien quiera saber cual es el valor de la paz y de la convivencia y le invita a conocer la fábrica porque, en su opinión, "el trabajo ayuda mucho a la paz y a que las mujeres tengan un medio de vida, allí conviven cuatro grupos étnicos, todos como si fueran una sola familia".

Gamila recuerda que, cuando contaba con ocho años, su madre le transmitió el conocimiento de la fórmula para fabricar los jabones, que tienen dos características: "suavizan la piel, pero son medicinales, según han comprobado médicos especialistas", asegura.

Esta empresaria, que ha intervenido en el "IV Encuentro mujeres que Transforman el mundo", añade que padeció penurias y vivió descalza, hasta que fue forjando el negocio en la idea de buscar la manera en que la mujer pudiera valerse por sí misma, que tuvieran autonomía y trabajo, sin importar su lugar de procedencia. "En la fábrica viven todas como una sola familia, lo que es una gran satisfacción, impagable", subraya esta mujer, cuya familia es de origen druso.

Además de la fábrica en la alta Galilea, "Gamila Secret" cuenta con un centro de embalaje y distribución en Rotterdam, donde emplea también a discapacitados.

"La llave del éxito es creer en el producto", asegura quien conoce los secretos curativos de la naturaleza, para advertir que "los drusos son un pueblo que está distribuido en varios países y en cada uno se comportan según las leyes y las normas del país".

Además, valora que en su religión se hable de igualdad entre hombres y mujeres, aunque no es ajena a que, luego, tras las paredes de las casas, "cada persona debe ser responsable de lo que hace".

No desaprovecha la ocasión para hablar de sus jabones a los que define como "productos únicos en el mundo, porque en todas las culturas se hace jabón de aceite de oliva, pero la combinación de aceites, plantas y estratos es diferente, hace que sean jabones exclusivos".