Isabel Pantoja abandonó ayer la cárcel de mujeres de Alcalá de Guadaíra (Sevilla) tras firmar su permiso para disfrutar de la libertad condicional, lo que supone su último contacto con la prisión en la que ingresó el 21 de noviembre de 2014 para cumplir una pena de dos años por blanqueo de capitales.

Una vez que ha abandonado hoy la prisión -alrededor de las 18:45 horas- Pantoja ya puede desplazarse por todo el territorio nacional por razones profesionales bajo el control de los servicios sociales penitenciarios de Jerez de la Frontera (Cádiz), la misma provincia en la que está la finca Cantora, donde tiene fijada su residencia.

La tonadillera durmió por última vez en la prisión la noche del 8 al 9 de febrero gracias a la nueva modalidad del tercer grado penitenciario o régimen de semilibertad que se le concedió, que le permitía dormir en el domicilio y personarse en la cárcel cada quince días.

Paralelamente, Pantoja obtuvo a principios de febrero pasado la libertad condicional porque el juzgado de vigilancia penitenciaria consideró que se cumplían todos los requisitos legales exigibles, entre ellos que accedió el 13 de diciembre de 2015 al tercer grado penitenciario.

Tras negarle la libertad condicional el pasado 28 de diciembre, el juzgado cambió en febrero de decisión porque se habían cumplido las dos terceras partes de su condena y no le constaban sanciones.

El jugado destacó que la cantante, cuya condena se acabará de cumplir en octubre próximo, contaba con el pronóstico favorable e individualizado de reinserción social y también desarrolló de forma continua actividades laborales, culturales y ocupacionales.

A partir de ahora, el juzgado obliga a la cantante, para las notificaciones, a mantener su domicilio en la finca Cantora, situada en Medina Sidonia (Cádiz). También debe someterse al seguimiento y control de los servicios sociales penitenciarios de Jerez de la Frontera mediante la presentación ante tales servicios cuando se le requiera.