La lucha entre la tradición y la innovación. La artesanía y la vuelta a los orígenes, pero con una visión actualizada. Un repaso al pasado para celebrar todo lo conseguido en el presente. Así es el invierno que presentaron los diseñadores españoles ayer, en la tercera jornada de la Mercedes-Benz Fashion Week. Los looks más sensuales, llenos de transparencias, escotes pronunciados en pico y brillos sofisticados; se mezclan con estilismos urbanos y cosmopolitas, con las bomber, los pantalones ligeramente acampanados y las blusas con lazada como principales aliados.

El encargado de inaugurar la jornada fue el toledano Ulises Mérida, que volvió a sus orígenes con "Raíz", una pugna entre las costumbres más clásicas y el ansia de libertad y libertinaje. "Escuché la canción 'A ciegas' de Miguel Poveda y me llevó a mi infancia, a mi educación, a mi tierra de rojos y morados, con una fuerte tradición religiosa", aseguró el diseñador. Pero su mujer busca la libertad dentro de ese mundo, con una mirada muy "almodovariana". Pañuelos XL negros, en señal de luto, realizados en tejidos tecnológicos que envuelven el cuerpo con formas geométricas, vestidos sotana de satén que se pegan al cuerpo y cordones con borlones que marcan la figura. No faltan sus blusas de seda, sus cinturones japoneses, sus juegos de volúmenes y las transparencias. Tras él, la madrileña Maya Hansen convirtió la pasarela en una explosión de brillo. Tejidos metalizados en vestidos corsé largos, neopreno color nude para vestidos de silueta lápiz, y bordados que dejan asomar la piel, efecto tatuaje, en vestidos de corte sirena hasta el suelo. Las cremalleras cruzan las espaldas, las hombreras se apoderan de muchas siluetas y los colores pastel visten los looks más delicados.

Teresa Helbig celebraba sus 20 años en la moda y lo hizo por todo lo alto. Un desfile con música en directo, de la mano de la banda de Aldo Comas, marido de Macarena Gómez, para homenajear a las "helbigang", los diferentes tipos de mujer que siguen su moda. Con una clara apuesta por la artesanía y el trabajo de taller, la catalana mostró vestidos con bordados delicados y llenos de transparencias, abrigos lady en rosa con cuellos plagados de flores de cera, cuerpos llenos de brillos gracias a los cristales, los hilos de lúrex y los paillettes; y vestidos largos de terciopelo con sensuales aberturas en las piernas.

Etxeberría y la piel son uno, pero ayer sus abrigos XL de mezcla de tejidos y texturas bailaban y se deslizaban más que nunca sobre la pasarela. La firma María Ke Fisherman cerró la jornada recreando sobre la pasarela el look colegial típico de los manga. Vestidos pegados al cuerpo con cabellos efecto mojado o piezas de lana oversize combinadas con botines efecto plastificado.