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Alberto Lareo: "Hay demasiados programas de cocina en la televisión"

El chef es el único candidato gallego a cocinero revelación del año en Madrid Fusión

Alberto Lareo, en el restaurante Manso, de Santiago. // Xoán Álvarez

Alberto Lareo nació en 1986 en Carbia, Vila de Cruces. En la casa de una de sus abuelas, aprendió a cocinar siendo un niño, abriendo los ojos a los aromas de la lareira y el paladar a la suculenta imagen del caldo o los estofados. Hoy en día, el niño ha crecido y es copropietario y chef del restaurante compostelano Manso. Este año opta al premio de cocinero revelación del año en Madrid Fusión, el foro gastronómico más importante de España. El miércoles sabrá si es el ganador.

- ¿Qué supone para usted estar nominado para esa distinción?

- La verdad es que es toda una sorpresa y, cada día que pasa, es un premio. Son reconocimientos que dan mucho ánimo. Además, cada vez llega más gente preguntando por el restaurante y la nominación. Viene muy bien para posicionarte a nivel nacional.

- El último gallego que lo consiguió fue Iago Castrillón.

-- Sí, por lo que conseguir el premio sería muy bueno para la cocina gallega. Ahora mismo estamos en un momento que es espectacular para nuestra gastronomía. Cada vez, nos desprendemos más de ese tipo de cliente que solo quiere comer hasta llenarse; y el interés gastronómico tiene más peso.

- ¿Siempre tuvo claro que se quería dedicar a los fogones?

--Desde niño, siempre tuve claro que me gustaba pero de que te guste la cocina, a que trabajes como cocinero profesional hay un camino largo. No es tan fácil como parece desde fuera. Una vez dentro, hay que apartar muchas cosas de la vida cotidiana para entregarte a la cocina. Es una vocación que tengo desde niño y sigo tan ilusionado como en el primer día.

- ¿Tuvo algún referente clave en su familia?

- Sí, mi abuela Rosa. Me crié con ella y es una mujer que cocina muy bien. Además, tiene una mano magnífica para la repostería. Cuando éramos más jóvenes, por necesidad, le tenía que echar una mano y me fue metiendo el gusanillo. Desde pequeño, me gustaba y me sentía feliz dentro de la cocina.

-¿Qué platos recuerda mejor?

- Me gustan todos. Ella sigue cocinando muy bien. Quizás, un estofado de gallo, una carne o un pescado al horno, el cocido? Cualquier plato era una fiesta.

- ¿Cree que es obligatorio al 100% ir a restaurantes para formarse tras estudiar Hostelería?

- Además de ser un portento, hay que echarle muchas ganas. Esto es muy sacrificado. A veces, llevas malas contestaciones. No todo es un camino de rosas. No es solo ponerse un delantal y cocinar. Hay que formarse pero tampoco creo que sea cuestión de un curriculum extensísimo. Yo, personalmente, creo que es más una cuestión de echarle ganas, tener paciencia y, sobre todo, saber que es una profesión con mucho futuro, está en auge y los programas ayudan a dignificarla.

- Precisamente, esos programas de chefs, ¿están formando una burbuja gastronómica?

- No, anima a que una persona se meta a una cocina a trabajar o formarse; pero, con el paso del tiempo, a lo mejor, de cinco quedan dos. Este es un mundo duro, en el que echas muchas horas, trabajas cuando el resto descansa, llevas broncas. Por ejemplo, aguantarme a mí, en el restaurante no es nada fácil. Soy muy exigente y riguroso. Eso sí, creo que hay demasiados programas de televisión de cocina, hay de más.

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