Andrea Celeste fue un culebrón argentino de 1979 protagonizado por la niña Andrea del Boca. La historia de una huerfanita que es adoptada y busca a su madre biológica. Pero Andrea Celeste es real, alguien a quien ustedes conocen. Andrea Celeste es Chabelita. Lo ha contado su madre biológica y a la madre adoptiva, cuentan, le ha dado un soponcio. Y sin embargo debería entenderlo. Lo de la abertura de nomenclatura es muy del showbussiness. Nicole Kidman se llama en realidad Hokulani. Y Ana Obregón omite del nombre el de Victoria -por coincidencia, tal vez, con la Beckham- y del apellido el García previo. A María Antonia Pérez Sánchez nadie le pediría que echara un conjuro como a Aramís Fuster. El histrionismo de Víctor Sandoval, neé Víctor Gregorio Díaz Gordillo, no resultaría creíble. Luego están los peterpanes: Bertín o Pipi Estrada tendrán que plantearse que hay una edad para todo, sobre todo para los diminutivos. También Terelu. Lo de María Antonia Alejandra Vicenta Elpidia Isidora Abad Fernández, que así recibió las aguas bautismales Saritísima, fue necesidad. Al final, Celeste se reencuentra con su mamá. Y no ocurre en un plató, previo paso por caja. En la telenovela, al menos.
