Con Pocholo, el barón de Gotor, retirado de la Kesta y Tita reconvertida en baronesa, dejados atrás los tiempos del destape y Marbella la nuit, Mercedes Milá es lo más parecido a una casi aristócrata del show bussiness, con permiso de sus altezas reales Ana Rosa, María Teresa o Mariló. No es condesa de Montseny por un pelo (de los que se ha rapado al uno), porque renunció al título a favor de su hermano. Pero es tan pedenciera como un noble polaco que ha retado al líder del Partido de la Independencia del Reino Unido a un duelo a espada. ¿Pues no va y me solivianta, de un vuelapluma, a los dos lobbys más poderosos del momento? En la persona del concursante Han, el "Rey Emperador" para los internautas, el gato de la fortuna según propia definición. Llueve sobre mojado. Aída Nízar ya provocó en su día un conflicto diplomático. Ojo con la valija. Porque Han guarda un secreto. Gato encerrado. Mueve el brazo de arriba abajo. Mejor ese misterio que los de Iker y señora, que cuentan como quien no quiere la cosa que su tierna hija juega con cabezas reducidas de jíbaros. Mientras ve Peppa Pig, que GH no es tolerado.
