Cualquiera que pase un tiempo en la cocina sabe la importancia de tener un trapo cerca para mantener el orden y la limpieza tan necesarias en esa estancia del hogar. Pero, ¿sabemos lo que puede llegar a contener un paño de cocina?

Los trapos, también podemos extenderlo a las bayetas, secan y limpian utensilios y superficies y en consecuencia se convierten en unos perfectos transportadores de bacterias, gérmenes...

Según un estudio de la Agencia de Protección Sanitaria británica (HPA), el 56% de los trapos analizados en 120 establecimientos de Inglaterra contenían niveles altísimos de bacterias, sobre todo enterobacterias como E.coli, Staphylococcus aureus y Listeria. Algo que muestra la falta de medidas higiénicas.

¿Cómo se propaga?

Lavar el trapo de cocina de forma asidua es necesario pero no suficiente. Los trapos se convierten junto con las manos, los cuchillos o la tabla de cortar, una de las principales vías de formación y propagación de bacterias patógenas en los alimentos. Si un trapo no está limpio, las bacterias pueden pasar a las manos y de ellas a las superficies o utensilios de la cocina.

¿Cómo reducir los riesgos?

  • Separar los trapos que se usan en las áreas donde se manipulan alimentos crudos, de las zonas de alimentos cocinados.
  • No secarse las manos con un trapo que antes se haya usado para manipular alimentos crudos, como carne o pescado.
  • Desinfectarlos con frecuencia (no sobrepasar las 24 horas de uso), aunque no es garantía de que las bacterias no vuelvan a crecer.
  • Sustituirlos por papel de cocina. Al ser desechable se reduce el riesgo de que las bacterias permanezcan en un área, utensilio o alimento. Se recomienda utilizar el papel de cocina para todo: secarse las manos, limpiar los fogones, secar la mesa...
  • Evitar la humedad ya que es un gran aliado de los patógenos.

Estas pautas son válidas para bayetas o paños, cuya conservación debe hacerse una vez que se hayan limpiado bien con jabón o lejía y se han secado.

Ahora ya lo sabes; quizás lo más sucio en una cocina no sean los platos después de comer, sino los paños de cocina, bayetas, estropajos... Presume de cocina limpia y evita siempre la humedad, que es el medio natural de las bacterias.