Este piso se reformó con la intención de ganar luminosidad y aligerar ambientes, con los muebles justos, tonos claros -con algún contraste cromático- y una cuidada decoración pensada para mantenerse cálida y atemporal.

Una vivienda a medida de los gustos de los dueños, que deseaban espacios diáfanos aprovechando la luz natural que llega a todas las estancias. Una luminosidad que irradia todavía más con los colores elegidos, en los que predomina la paleta de blancos y grises que van cambiando según las horas del día.

La única estancia que no se modificó fue la cocina (1), amplia y tan blanca y luminosa como el resto de la casa, con mobiliario lacado y grandes ventanas con estor vaporoso que deja pasar la luz. La vista del salón desde el hall de entrada y la combinación de tonos logra el efecto de profundidad deseado en el pequeño recibidor, que da paso a la zona de estar en la que se aprovecha la superficie generada por una terraza generosa en vistas en pleno centro urbano. Los propietarios escogieron un tono gris perla para las paredes y techo blanco que potencia la claridad del interior.

El suelo se viste con cálidas alfombras de lana y los grandes ventanales con cortinas ligeras que matizan la luz. La sala (5), con sofá de piel blanca, mueble en wengué con lacado gris y mesa de centro de acero y cristal, se separa del comedor a través de los contrastes cromáticos, con elegante sillería negra de piel y mesa en cristal oscuro a juego.

Los dormitorios (3), ubicados a uno y otro lado del largo pasillo, reflejan la personalidad de cada uno de los miembros de la familia. La más joven se decantó por los tonos rosa en una alcoba que transmite un aire alegre, colorista y una temprana afición al cine, especialmente el de Audrey Hepburn.

Para la habitación de invitados (2) se escogieron tonos y materiales que desprendiesen serenidad y relax combinando el blanco y el azul, con cabecero de chenilla y alfombras envolventes.

Para el dormitorio principal (6) se optó por cabecero de piel y papel pintado, con notas grises cambiantes según la luz que combinan con el conjunto de la casa, como los tonos plata de las lámparas de las mesillas. En los dos baños también se han cuidado al máximo los detalles, como en la grifería -cuyo chorro recuerda el rumor de una fuente- y azulejería beige combinada con otros tonos.