Ya hace bastante que lo vuestro terminó y le sigues viendo en todas partes. No solo en esos libros de dragones que te regaló, también hasta en el bote de pimienta cuyo nombre te recuerda a su apellido. Sí, estás un poco liado. Pero te ayudará saber que es algo que a casi todos nos ha pasado y también que este sufrimiento puede incluso ser útil a largo plazo. Así lo plasmó en uno de sus libros el escritor libanés Khalil Gibran: “El corazón debe romperse en algún momento para poder abrirse de verdad”.

Pero no nos desviemos. Antes de pensar en abrirte a otras personas, es importante que pases página si es lo que necesitas, y eso es posible con una práctica de la psicología que puede marcar un antes y un después en tu proceso de olvido: el squealingUna técnica que consiste en sobrellevar los momentos de desesperación a través de la realidad, de contar con un entorno favorable capaz de impedir que caigas en el profundo bajón, y estos 5 consejos pueden ayudarte a conseguirlo.

Para empezar, crea un grupo de apoyo. Es decir, cuenta con mínimo tres amigos que nunca te fallarían, esos que se colarían contigo en un festival de música blindado por 100.000 seguratas, aunque supieran que es una idea súper estúpida. Una vez tengas en mente a estos amigos, acude por separado a cada una para explicarles qué te está pasando y la ayuda que esperas por su parte. Algo así funcionaría: “Estoy muy jodido y necesito que volvamos a reírnos de la mala hostia de las gaviotas para no pensar en mi ex”. Vaya, que les necesitas para salir adelante y volver a ser la persona más mágica de Tinder.

El aburrimiento puede ser muy peligroso, por lo que el siguiente consejo es mantener la mente ocupada con la realidad. No hablamos de que te aventures de golpe a aprender a hacer submarinismo cuando siempre te han aterrado las medusas, sino de que recuperes esos hobbies que dejaste por la falta de tiempo que suponía tener pareja y, obviamente, de tratar de divertirte. Diviértete aceptando invitaciones de cenas con amigos (incluso si van de disfrazarse de hawaianos), saliendo de fiesta o yendo a ese concierto que para ti siempre anuncia el principio del verano.

Hasta aquí la cosa pinta que, si te tomas en serio el squealing, puedes tener unos meses moviditos. Pero ojo: no todo será tan fácil. Habrá una fase en la que, de repente, llegará un momento de debilidad, ya sea porque has visto su ropa interior tendida en el balcón de su piso o porque te llenas de nostalgia al escuchar ‘Callaita’. Es entonces cuando te tocará seguir el cuarto consejo: antes de escribirle o presentarte en su casa a lo loco, acude a alguna de las personas escogidas para el grupo de apoyo. Ellxs podrán hacer que lo que parece imposible, pase a ser solo un poco difícil.

Cuando hayas superado este instante de flaqueza y estés fuera de peligro, ves a por el quinto y último consejo expresando a estos amigxs cómo te has sentido y por qué estabas a punto de escribirle. Te resultará útil responderte a preguntas tipo: “¿Qué le habría dicho?”, “¿Habría mejorado mi situación?” o “Me parecía una buena idea o era una forma de huir de la ansiedad?”. Ahí te darás cuenta del terrible error que habría sido contactarle y, además, de que tu momento de debilidad solo ha sido un lapsus. Te sentirás aliviado y con fortaleza y, sobre todo, recordarás una verdad capaz de hacerte pasar página: puedes con ello.