Quién les iba a decir a aquellos diez jóvenes espeleólogos que al escudriñar el gran agujero que se abría a sus pies en pleno macizo kárstico de Ardines iban a dar con un hallazgo que cambiaría para siempre la historia de Ribadesella y de Asturias. Era 11 de abril de 1968 y el grupo de aventureros, tras descender los casi cien metros de aquella sima, en la desembocadura del río Sella, pertrechados de su rudimentario material de espeleología, recorrieron la galería principal, entre oscuridad, humedad, guano y barro.

Uno de los chicos, que se había alejado momentáneamente del grupo, descubrió en una cercana cavidad el famoso Camarín de las Vulvas. Llamó a sus compañeros y tras un fogonazo de carburo para ajustar una lámpara, apareció el emblemático caballo del Panel Principal, y el resto de pinturas rupestres que se fueron desvelando. Lo llamaron la Cueva de Tito Bustillo, en honor de uno de sus descubridores, Celestino Tito Fernández Bustillo, que falleció en accidente de montaña poco después.

Grabados y pinturas

A la cueva se accede por un túnel artificial, excavado en 1970, ya que la entrada original fue cegada hace miles de años por un derrumbe. El recorrido de la visita es de unos 600 metros de longitud, y va dejando atrás once conjuntos de arte parietal únicos en el mundo hasta llegar al Panel Principal, el más accesible para su contemplación. Este Panel Principal, de unos 10 metros de longitud, se considera como un inigualable muestrario de grabados y pinturas realizados por los artistas paleolíticos en un período que abarcó más de 10.000 años, comenzando por animales y signos pre-magdalenienses hasta los caballos y renos bícromos magdalenienses.

La representación más conocida y mejor conservada es una cabeza de caballo, la única que mira a la izquierda. También destaca la presencia de tres renos pintados en negro y que constituyen un motivo decorativo poco representado en otras cuevas cantábricas. La llamada Galería Larga alberga nueve conjuntos de arte parietal, alguno realmente enigmático, como el Camarín de las Vulvas.

En otra de las cámaras se muestran unas interesantes figuras antropomorfas, raras o poco representadas en el arte paleolítico: una femenina y otra masculina. En otra de las galerías se puede admirar un grabado de un rorcual, ballena azul de pequeño tamaño, acéfala, además, también infrecuente en este período. Además, en el interior de Tito Bustillo reposa un interesantísimo yacimiento arqueológico que arroja luz sobre estos grupos humanos del Paleolítico. Y es interesante también observar el catálogo de formas caprichosas en el interior de la cueva como resultado de la filtración durante siglos de aguas cargadas de bicarbonato cálcico.

Junto a la cueva, declarada Patrimonio de la Humanidad en 2008, se encuentra el Centro de Arte Rupestre Tito Bustillo (centrotitobustillo.com), en el que se pone en valor esta joya prehistórica y se recuerda la hazaña de los diez jóvenes que cambiaron el devenir de la villa de Ribadesella.