A mediados del mes de abril, una manada de al menos 15 elefantes (aunque su número ha variado entre 14 y 17) asiáticos salió de la reserva de Xishuangbanna, una región china fronteriza con Laos y Myanmar, y llevan unos 500 kilómetros recorridos en dirección al norte sin que se conozcan los motivos de tan insólito comportamiento. El viaje de estos elefantes a través de China está convirtiéndose en un auténtico espectáculo mediático en el país.

A pesar de la intervención de las autoridades -con camiones, sirenas e incluso alimentos para incitarlos a que regresen a la reserva-, los animales prosiguen su camino.

«No tenemos forma de saber a dónde se dirigen», señaló Cheng Mingyong, profesor de la Universidad de Yunnan y especialista en el estudio de elefantes salvajes, a la emisora estatal china CCTV.

Y agregó: «Es común que los elefantes asiáticos migren, pero en el pasado eso ha sido principalmente para buscar comida dentro de su hábitat. Un éxodo hacia el norte es bastante raro».

Al principio, había 17 elefantes en la manada, pero hacia el 24 de abril, dos de ellos tomaron el camino de vuelta mientras el resto se acercó a los pueblos cercanos a la ciudad de Yuxi, a unos 90 kilómetros al sur de Kunming. Actualmente la conforman seis hembras y tres machos adultos, tres jóvenes y tres crías, de acuerdo con los datos oficiales. En este vídeo se observan escenas del insólito viaje de los paquidermos.

Aunque no están claras las razones de su éxodo, se cree que podría estar motivado por la disminución de plantas comestibles en su área provocada por el aumento de la población de este tipo de elefantes salvajes en la región (su número se duplicó hasta los 300 ejemplares gracias a las tareas de conservación).

Durante su peregrinaje, los paquidermos han protagonizado numerosos incidentes, ampliamente reproducidos en las redes sociales chinas.

Para alimentarse destruyeron cosechas, abrieron llaves de paso de agua para beber, entraron en patios familiares o tiendas y se llevaron otros alimentos que encontraban a su paso. Según la agencia Xinhua, las pérdidas totales casi alcanzan el millón de dólares.

La televisión transmite a diario imágenes de los elefantes cruzando las ciudades durante la noche, detenidos en las carreteras principales, durmiendo en los bosques o destrozando campos de maíz.

Su peregrinación se ha convertido ya en un espectáculo mediático y es seguida de cerca por millones de personas en todo el país mientras es vigilada desde drones por la policía.

El profesor Mingyong, citado por Xinhua, señaló que el incidente es la migración de más larga distancia de elefantes salvajes registrada nunca en China. Es posible que su líder «carezca de experiencia y haya hecho que todo el grupo se haya perdido«, añadió.

Hace pocos días, los miembros de la manada “entraron en una casa rural vacía, abrieron el grifo con la trompa e hicieron cola para beber agua. El problema fue que se les olvidó cerrar el grifo cuando se marcharon”, recogía el pasado 4 de junio el diario estatal Global Times.

Por ahora, las autoridades mantienen la situación controlada, sin apenas intervenir en su ruta más allá de cortar una vía o utilizar comida para tratar de dirigir su rumbo.

Cuando hace una semana se acercaban a las afueras de Kunming, el gobierno local desplazó 440 agentes, 115 vehículos y 14 drones con un objetivo doble: tratar de evitar que se adentraran en áreas densamente pobladas y mantener alejados a los curiosos.

El elefante asiático es una especie considerada en peligro de extinción en China. Gracias a los esfuerzos de prevención, su población en la región del sur de Yunan ha aumentado de los 170 ejemplares en el año 1980 a los 300 de hoy en día. Sin embargo, su hábitat natural ha pasado en ese periodo de más de 2.000 kilómetros cuadrados a menos de 500.

Ante la falta de comida en la frondosa selva tropical, ya se han vivido previamente episodios en los que los paquidermos se mueven a los bosques cercanos y llegan a aldeas habitadas, aunque nunca tan lejos como esta manada.