“Fue un momento inolvidable, una sensación increíble, un chute de adrenalina. Pensé que estaba soñando”. Así describió el ornitólogo asturiano Daniel López Velasco (Salinas, 1987) la emoción que sintió al descubrir en los Pirineos la presencia, por primera vez en España, del mochuelo alpino o mochuelo chico (Galucidium passerinum), el ave rapaz más pequeña de Europa. No es una anécdota: hacía 34 años que no se había identificado en España un ave desconocida. Y el descubrimiento obliga a cambiar el mapa de distribución de la especie.

“No teníamos ninguna sospecha, ni información, ni rumor, ni nada. Estábamos allí estudiando otras dos especies. Fue cien por ciento casual. De repente escuché un sonido y supe que era un mochuelo alpino”, rememora López Velasco, capaz de reconocer “de oído” los sonidos de todas las aves de Europa.

Asegura que en este caso no fue difícil, porque el sonido del mochuelo alpino es “distinto”. Además, en un bosque de los Pirineos, a 1.800 metros de altitud, “aunque increíble, podía pasar”. De hecho durante muchos años se especulo, “se soñó” con su presencia en los Pirineos, porque comparte hábitat y distribución en el continente con otras especies eurosiberianas que sí están presentes en el macizo que separa España de Francia. Pero nunca hasta ahora se había documentado su presencia.

Recuerda perfectamente el momento: grabó el sonido del ave con el móvil, pero quería verla con sus propios ojos. Reprodujo el registro sonoro con la grabadora, hubo unos segundos de silencio y, de repente, el mochuelo alpino, que tiene el tamaño de un gorrión, pasó volando justo por encima de él, “seguido de un montón de pajarillos. Fue increíble, totalmente inesperado. Seguramente nunca más me pasará en la vida”, relata.

El naturalista no acababa de creer lo que le había pasado. “Fue un momento de incredulidad. Ese día pensé varias veces que estaba soñando. Hasta me pellizqué para comprobar que era real”, comenta. Poco después observó otra pequeña ave que podría ser también de la misma especie, aunque no lo pudo constatar fehacientemente.

El asturiano aventura que su descubrimiento puede ser solo “la punta del iceberg”. “Sería mucha casualidad que estos fuesen los únicos ejemplares presentes en el Pirineo esta primavera. Todo indica que hay más. Que se está asentando o que se va a asentar como especie nidificante en España”, señala.

“Habrá que estar atentos en los próximos meses a ver si otros observadores confirman la presencia de más ejemplares. De momento, las autoridades ya están avisadas y se intentará realizar un control exhaustivo de la zona. Lo que sí es seguro es que habrá que cambiar el mapa de la especie”, añade.

López Velasco, que estaba en los Pirineos en compañía de Roberto Menéndez, solo había visto anteriormente un mochuelo alpino en una ocasión, en Finlandia, en el año 2007, pero “no fue una observación ‘bonita’, porque apenas había luz”, así que la de los Pirineos fue “casi como la primera vez”.

Temor a una avalancha de observadores

Su mayor temor es que el descubrimiento provoque una avalancha de observadores en los Pirineos. Porque la zona del hallazgo es muy sensible, con presencia también de otras especies amenazadas, como el urogallo, y teme que la presencia humana, y la reproducción de su propio registro sonoro para atraerlo, provoque justo lo contrario, que ahuyente a los ejemplares presentes y que “sin querer se genere un problema grave”. Porque “ahora lo que prima es que la especie se asiente” en los Pirineos, añade.

Dani López Velasco, médico, comenzó a observar aves con solo cinco años de edad. Muy pronto empezó a tomar notas de campo sobre las especies que veía desde su casa. Con solo 10 años encontró, debajo de su domicilio, el tercer registro de Collalba desértica (Oenanthe deserti) en España, y desde entonces se involucró en la identificación avanzada de aves raras. A los 12 años realizó su primer viaje de observación de aves fuera de Europa, a Costa Rica.

Desde hace 15 años es miembro del Comité Español de Rarezas, y ha hallado primicias tanto en España como en otros países. Ha publicado documentos de identificación en numerosas revistas ornitológicas y sus viajes para identificar aves y como guía le han permitido visitar más de 50 países.

A los 19 años formó parte del equipo que ganó el premio Oryx para jóvenes naturalistas, lo que le permitió disfrutar de un largo viaje de investigación por los lugares más recónditos de Marruecos. En la actualidad prepara una guía avanzada de identificación fotográfica en español y trabaja como guía profesional en visitas de observación de aves por Europa, África, América, Asia y Oceanía en la prestigiosa agencia británica de viajes ornitológicos ‘Birdquest’.

Así es el mochuelo alpino

El Glaucidium passerinum es el ave de rapiña más pequeña de Europa, con una longitud de 16-17 centímetros, una envergadura de 29-38 cms y un peso que difiere entre los machos (50-72 gramos) y las hembras (65-83 gramos). Está incluida en el anexo I de la Directiva sobre aves (especies sujetas a protección). Su área de distribución cubre casi toda Eurasia y su hábitat es el bosque de coníferas.

El cuerpo es robusto y los adultos presentan un plumaje superior marrón con manchas claras e inferior blanquecino con rayas longitudinales oscuras. En los jóvenes es más oscuro y sin puntos de luz superiores.

El pico es pequeño y enganchado, de color claro y base gris. La cabeza es pequeña y redondeada y los ojos están colocados anteriormente, con un iris amarillo. Las alas son anchas y cortas, la cola es corta, barrada, que se eleva rítmicamente. Tiene patas robustas, cortas y emplumadas, con uñas enganchadas.

Se reproduce de mayo a julio y suele anidar en los huecos de los grandes árboles, principalmente los excavados anteriormente por pájaros carpinteros. Pone entre 3 y 9 huevos de color blanco, que eclosionan en 28-29 días. La descendencia echa a volar a las 4-5 semanas. La especie solo se reproduce una vez al año y su esperanza de vida es de 10 años en libertad y 20 en cautividad.

Es un ave activa principalmente por la noche, pero también es posible verla al amanecer y al anochecer, e incluso a otras horas del día parada en la parte superior de los árboles (especialmente ejemplares de coníferas).

Está adaptada a la vida en el bosque y es capaz de capturar aves casi tan grandes como ella. También se alimenta de pequeños roedores, reptiles e insectos. Es depredado por rapaces más grandes. El principal peligro para esta ave es la transformación, fragmentación y destrucción del hábitat de anidación por el ser humano.

Lugares donde se puede observar el mochuelo alpino en Europa:

https://www.birdingplaces.eu/es/birds/4714

Dos vídeos del mochuelo alpino grabados por Dani López Velasco:

https://www.facebook.com/daniel.lopezvelasco.1/videos/3665857600305578

https://www.facebook.com/daniel.lopezvelasco.1/videos/3665857293638942

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