Los conflictos entre el ser humano y el lobo se suceden desde el alba de los tiempos y no conocen fronteras. Algunos zoólogos sostienen que buena parte de ese enfrentamiento secular se debe a que el lobo y el hombre son dos superdepredadores que compiten en muchas ocasiones por el mismo territorio y son muy parecidos en lo que se refiere a comportamientos, adaptabilidad a cualquier entorno, estructuras sociales jerárquicas, actitudes ante los adversarios y los potenciales peligros… El debate no es solo de España. En EEUU los lobos están también en medio de la polémica.

El Senado de Idaho, en Estados Unidos, ha aprobado un proyecto de ley que permitirá al Estado contratar cazadores para matar a tiros al 90 por ciento de la población de la especie, pasando de los 1.556 ejemplares actuales según el último recuento, a 150, el mínimo legal permitido.

La propuesta aún debe superar varios trámites, entre ellos ser sancionada por el gobernador del Estado, el republicano Brad Little, y previsiblemente acabará debatiéndose en los tribunales de justicia, vista la oposición de los grupos conservacionistas.

La medida, que se ha justificado por los daños a la ganadería y el descenso de las poblaciones cinegéticas, ha desatado un intenso debate en el país. ¿Sería posible aplicar una medida así en España? ¿Sería deseable? Ganaderos y ecologistas opinan sobre la situación de la especie y su futuro.

José Antonio García Álvarez, regidor de pastos de la Montaña de Covadonga (Asturias), resalta una “diferencia importante” entre Estados Unidos y España en relación con el lobo: “Allí saben cuántos lobos hay, disponen de censos bien hechos; aquí, no”, lamenta.

Subraya que los daños que está ocasionando el lobo en Asturias obligan a “hacer algo ya”, pero no sabe si sería conveniente “una criba tan sangrante”. “Si hay 500 lobos y se matan 400 no pasaría nada, pero si hay 50 y se matan 40 se pondría en peligro la continuidad de al especie”, asegura.

García Álvarez revela que los daños por ataques de lobos registrados en 2020 en el parque nacional de los Picos de Europa fueron “soportables”, pero este año se han multiplicado.

“Ha habido matanzas junto a los pueblos, algo muy raro; así que, si se persigue mantener la ganadería, algo hay que hacer”. Reconoce, eso sí, que es un asunto “tremendamente complejo”, “de difícil solución” y que, en su opinión, “cada vez va a peor”.

El regidor de pastos apunta que la propuesta de numerosos expertos de utilizar mastines para proteger al ganado no sirve en los Picos de Europa, donde el ganado pasta libremente y no se estabula.

“Además, solo en Cangas de Onís hay 208 licencias para soltar ganado en el parque nacional, lo que supondría cerca de 500 perros en un paraje en el que también hay turistas, vecinos que se acerca a disfrutar de la naturaleza… No podemos atiborrar la zona con mastines”, añade.

Aunque eliminar el 90 por ciento de los lobos “se podría hacer también en España”, García Álvarez augura que no se hará “nunca”, por que hay “muchos intereses en contra. En las ciudades, mucha gente sigue pensando que el lobo es un animal a conservar, y no se da cuenta de que es el enemigo del rebaño”.

Ignacio Martínez, presidente de la Asociación para la Conservación y Estudio del Lobo Ibérico (Ascel), destaca que desde 1973 funciona en Estados Unidos la Agencia de Protección Ambiental, que salvaguarda las poblaciones silvestres y la biodiversidad y que fue casi desmantelada el año pasado por el anterior presidente, Donald Trump.

Martínez apunta que la decisión del Senado de Idaho choca frontalmente con las políticas de reintroducción activa del lobo que se aplican en varios lugares de Estados Unidos.

Destaca asimismo una notable diferencia entre aquel país y España: “Allí los lobos no se matan en los parques nacionales; aquí, sí”. Otra diferencia es, según Martínez, “que en Estados Unidos no hay ‘garbanzos negros’ entre los científicos, así que todos están en contra de esta matanza”.

El presidente de Ascel defiende que no tiene “ningún sentido ni fundamento” trocear la gestión de una especie, ni en Estados Unidos, ni, como ha ocurrido hasta ahora con el lobo, en España. Más aún: augura que la decisión de Idaho no tendrá “ningún resultado”, porque en los estados vecinos y en Canadá se protege al lobo, así que seguirán llegando ejemplares.

Según Martínez, la medida que se pretende aplicar en Idaho sería “imposible”, “inconcebible” en España, porque, “afortunadamente”, la directiva europea hábitats lo prohíbe.

“En Europa hay un marco legislativo más verde, que busca conservar y recuperar, y no hay la cultura de las armas y la caza que existe en Estados Unidos, que han conducido a cuasi exterminios de especies animales, e incluso de los indios americanos”.

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