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Ciencias Planetarias

La Luna se está oxidando por culpa del viento que sopla desde la Tierra

La irradiación de iones de oxígeno del viento terrestre impulsa la formación de óxido en la superficie lunar

La hematita, un óxido férrico común, se ha encontrado en la Luna y podría llegar junto al viento terrestre.

La hematita, un óxido férrico común, se ha encontrado en la Luna y podría llegar junto al viento terrestre. / Crédito: StockSnap en Pixabay.

Redacción T21

Desde la magnetosfera de la Tierra, los iones de oxígeno se trasladan a través del viento terrestre hasta implantarse en materiales que contienen hierro en el regolito lunar, propiciando la oxidación de nuestro único satélite natural. El hallazgo permite comprender en mayor profundidad las interacciones entre la Tierra y la Luna, demostrando cómo el satélite guarda un registro geológico de ambos cuerpos.

Científicos de la Universidad de Ciencia y Tecnología de Macao, en China, descubrieron que la Luna se está oxidando como consecuencia de las partículas que se trasladan hasta su superficie provenientes desde la Tierra. El estudio, publicado en la revista Geophysical Research Letters, propone que el viento terrestre traslada determinados componentes que convierten los minerales de la Luna en hematita, un tradicional óxido de hierro.

Viajando con el viento terrestre

Según experimentos de laboratorio y análisis físicos recientes, iones de oxígeno procedentes de la alta atmósfera terrestre, transportados por aquello que los especialistas llaman “viento terrestre", pueden implantarse en el regolito lunar y oxidar minerales ricos en hierro, formando hematita.

El fenómeno no es permanente: ocurre principalmente cuando la Tierra se interpone entre el Sol y la Luna, bloqueando la mayor parte del viento solar habitual. Durante esos días, unos cinco al mes según las estimaciones, la Luna queda expuesta sobretodo a partículas originadas en la magnetosfera de la Tierra. Esto incluye iones de oxígeno, con energías suficientes para reaccionar con minerales presentes en la superficie lunar, según informa Nature.

Para probar su hipótesis, los autores del estudio recrearon en el laboratorio las condiciones del llamado viento terrestre: aceleraron iones de oxígeno e hidrógeno a energías comparables a las medidas en nuestra magnetosfera y los dispararon contra cristales y polvos minerales similares a los del regolito lunar.

Información clave sobre el pasado de la Tierra y la Luna

Como resultado de este proceso, la irradiación con oxígeno dio lugar a señales químicas y microestructurales compatibles con formación de hematita. La presencia de hematita en la Luna ya había sido detectada por sensores orbitales, derivando en la pregunta sobre el origen del oxígeno necesario para su formación, en un cuerpo casi desprovisto de atmósfera.

Referencia

Earth Wind-Driven Formation of Hematite on the Lunar Surface. Xiandi Zeng et al. Geophysical Research Letters (2025). DOI:https://doi.org/10.1029/2025GL116170

Los investigadores chinos han hallado una explicación plausible: un intercambio material a larga escala entre la Tierra y la Luna, impulsado por procesos atmosféricos y magnetosféricos, deja una huella contundente en los minerales que componen la superficie lunar.

De esta manera, si la hematita se crea y se preserva por procesos ligados al viento terrestre, la Luna se transforma en un registro físico de la interacción entre el satélite y nuestro planeta a escalas de tiempo geológicas, con información sobre la variabilidad de la magnetosfera terrestre, el flujo de iones e, incluso, episodios ambientales pasados de gran importancia en el presente y el futuro de la Tierra.

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