Ciencia y Tecnología de los Alimentos
Los envases pueden inyectar microplásticos en los alimentos
Una investigación indica que los envases de plástico para alimentos y otros artículos en contacto con productos alimenticios pueden liberar micro y nanoplásticos en las comidas y bebidas

Los envases de plástico pueden convertirse en fuentes directas de microplásticos y nanoplásticos, que terminan en los alimentos y bebidas que consumimos. / Crédito: ds_30 en Pixabay.
Pablo Javier Piacente / T21
Una minuciosa revisión de 103 estudios científicos sobre la contaminación de alimentos por microplásticos descubrió que acciones tan comunes como abrir una botella de bebida, principalmente bajo determinadas condiciones, pueden eliminar pequeñas partículas de polímeros sobre los productos que consumimos a diario.
Un estudio publicado en la revista npj Science of Food, realizado por el Food Packaging Forum (FPF) junto con investigadores del Instituto Federal Suizo de Ciencia y Tecnología Acuática y la Universidad Noruega de Ciencia y Tecnología, concluye que el uso normal de artículos de contacto con alimentos (FCAs, por sus siglas en inglés) contamina los productos con partículas de polímeros microscópicos.
Datos contundentes, pero con reservas
La revisión sistemática incluyó 103 estudios sobre migración de partículas plásticas de menos de 10 mm en simulantes o en alimentos reales. De ellos, el 96% reportó la presencia de micro y nanoplásticos tras acciones tan habituales como abrir una botella, preparar té en una bolsita plástica o cortar alimentos sobre una tabla de plástico, según una nota de prensa. Estos hallazgos evidencian que los FCAs liberan micropartículas durante su uso, sumándose a las fuentes ambientales ya conocidas.
Sin embargo, vale destacar que la calidad metodológica de los trabajos analizados por los investigadores es, en casi la mitad de los casos, deficiente o dudosa. Solo siete estudios (menos del 7%) presentaron un diseño y unos controles adecuados para establecer un vínculo causal sólido entre el envase y las partículas detectadas. La mayoría careció de blancos experimentales, datos en bruto o validación de métodos, lo cual limita la fiabilidad de los resultados y dificulta comparar cuantitativamente la magnitud de la contaminación.
Con respecto a los tipos de envases más investigados, las botellas representan el 31% de las entradas de datos, seguidas de recipientes genéricos (19%), bolsitas de té (12%), tazas (10%) y bolsas (10%). La mayoría de los estudios analizó partículas de entre 1 µm y 1 mm (microplásticos), aunque también se reportaron nanoplásticos (< 1 µm) y mesoplásticos (1–10 mm). Estas partículas se detectaron en simulantes acuosos, bebidas como agua embotellada, cerveza y refrescos, como así también en alimentos sólidos como sal y productos marinos.
Las condiciones de uso son cruciales
De acuerdo a lo consignado por los científicos en su metaanálisis, los mecanismos de liberación de los microplásticos varían según las condiciones de uso: en 14 series con diseño cinético, las partículas migraron en mayor cantidad al aumentar la temperatura, el tiempo de contacto o el número de ciclos de apertura y lavado, mientras que en otras 12 series no se observó incremento. Esto sugiere que factores como el calor, el desgaste mecánico y la reutilización intensifican la abrasión de fragmentos plásticos.
Referencia
Food contact articles as source of micro- and nanoplastics: a systematic evidence map. Lisa Zimmermann et al. npj Science of Food (2025). DOI:https://doi.org/10.1038/s41538-025-00470-3
Las implicaciones para la salud humana aún se están investigando, pero existen indicios en torno a que la ingesta de microplásticos podría alterar la microbiota intestinal o generar estrés oxidativo e inflamación, entre otros efectos adversos. Ante la incertidumbre, los autores del estudio reclaman un marco regulatorio que exija tests de migración de microplásticos en los FCAs, inspirados en la normativa europea EC 1935/2004 para químicos solubles, adaptado a las partículas sólidas.
Mientras tanto, se aconseja a los consumidores optar por envases y utensilios libres de plástico siempre que sea posible: alternativas como vidrio, acero inoxidable o fibra natural pueden reducir la exposición. Al mismo tiempo, es urgente diseñar y ejecutar nuevos estudios bajo criterios metodológicos más seguros y estrictos, que permitan llegar a conclusiones más certeras sobre la liberación de microplásticos desde los envases.
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