Después de 38 años, el mayor volcán activo del mundo, Mauna Loa, en Hawái, ha vuelto a entrar en erupción. Ha abierto un sistema de fisuras de aproximadamente 14 kilómetros de longitud, pero no amenaza a infraestructuras o personas. Debido a su actividad volcánica, la isla crece a un ritmo promedio de 3,2 metros cúbicos cada segundo.

Tras una larga inactividad de 38 años, su mayor letargo en tiempos históricos, el volcán Mauna Loa de Hawái ha despertado. Su nombre, Mauna Loa, significa “Montaña Larga” en Hawaiano. Este volcán es inmenso y se ha ganado el título de ser el mayor volcán activo del mundo.

La montaña ya había producido episodios de alta sismicidad y de inflación en meses previos a la erupción de la noche de este domingo 27 de noviembre. Por esto mismo, el Observatorio Vulcanológico de Hawái ya había puesto el volcán en alerta amarilla, consciente de la posibilidad de una erupción en cualquier momento y por seguridad había cerrado el acceso a la cumbre del volcán.

Si algo caracteriza al Mauna Loa son sus repentinas erupciones con poco aviso, pocos sucesos precursores previos, la furiosa rapidez de sus flujos de lava y el gran volumen de estas.

Primeros indicios

Los primeros terremotos en la zona eruptiva fueron registrados a las 22.30 HST, la erupción comenzó a las 23.30 de Hawái, del 27 de noviembre. En España ya eran las diez y media de la mañana del 28 de noviembre cuando el volcán hace erupción. En este caso apenas hay una hora de aviso por los terremotos precursores inmediatos, señal inequívoca eso sí.

A las 23.30 horario hawaiano, el magma brota cerca de la cumbre del volcán en forma de gigantescas fuentes de lava. La fisura inicial se alarga rápidamente hacia el sur y el norte.

La cima del volcán que es un gran cráter de 5 kilómetros de largo y 2 de ancho, queda en gran medida cubierta bajo un manto incandescente de roca fundida. En cuestión de horas el sistema de fisuras continúa expandiéndose y quiebra el suelo al sur y norte de la caldera del volcán.

Una cortina de fuentes de lava, conocida como cortina de fuego, se extiende a lo largo de esta gigantesca fisura.

Ríos de lava corren por las laderas más altas de volcán, alejados de alguna zona poblada, y aun así el cielo de Hawái se ilumina de color naranja por la incandescencia de la lava basáltica a 1100-1200 °C.

Esta incandescencia es visible desde la costa. Un espectáculo sublime. De aspecto amenazante pero afortunadamente inofensivo. 

Buenas noticias

El observatorio vulcanológico de Hawái en ese momento teme por la apertura de fisuras más hacia el sur, en el rift suroeste del volcán, el cual puede mandar flujos de lava en cuestión de unas pocas horas a zonas habitadas. Pero aparecen buenas noticias. El sistema de fisuras ha dejado de extenderse hacia el sur, y en cambio se extiende hacia el norte, hacia zonas mucho menos peligrosas.

El riesgo de ríos de lava destruyendo casas y forzando una evacuación se ve reducido ante este giro de los acontecimientos. Son 12 horas del inicio de la erupción y se ha abierto un sistema de fisuras de aproximadamente 14 kilómetros de longitud.

A las 14 horas de la erupción solo una fisura sigue activa en el rift nordeste del volcán, más al norte que las otras. La erupción continua y parece estabilizarse.

Ríos de lava recorren la isla de Hawái. The Hawaiian Volcano Observatory (HVO).

Estabilizado

Y esto nos deja en el momento actual, la mañana del 29 de noviembre. Ahora mismo, según escribo, la situación no ha cambiado. La erupción parece haberse estabilizado y no se han abierto más fisuras. La parte más intensa ya ha sucedido. El peligro parece haber pasado o claramente ser mucho menor.

Ahora mismo la erupción se encuentra en un lugar donde es improbable que destruya ninguna vivienda o propiedad. Es posible que corte una o dos carreteras, pero no parece que vaya a ser necesaria ninguna evacuación. Queda por ver cuánto durará la erupción o como de grande será, lo cual es difícil de predecir.

Junto al volcán más activo del mundo

En estos momentos tenemos dos volcanes en erupción simultánea en la Isla de Hawái: el Mauna Loa, volcán más grande del mundo en cuanto a su volumen, y el Kilauea, el volcán más activo del mundo. La erupción del Kilauea se está desarrollando dentro del cráter de su cumbre desde el año pasado.

El archipiélago de Hawái ha emitido durante los últimos 3.3 millones de años un volumen de al menos 330.000 kilómetros cúbicos de lava. El vulcanismo ha migrado gradualmente y se encuentra ahora en la Isla de Hawái, mayoritariamente en los volcanes Kilauea y Mauna Loa.

Esto supone que la isla de Hawái está creciendo a un ritmo promedio de 3,2 metros cúbicos cada segundo o más. Esto convierte a Hawái en la región volcánica más activa que existe actualmente en el planeta, ya que este ritmo de crecimiento de sus volcanes es mayor que la de otras regiones del mundo de área similar.

Más viejo que el Kilauea

Y eso convierte al volcán más activo de Hawái, el Kilauea, en el volcán más activo del mundo. El Mauna Loa, en cambio, es más viejo que el Kilauea y su actividad está empezando a decrecer, aun así, sigue estando también entre los volcanes más activos del mundo. Su reciente erupción se une a las 32 erupciones que ha tenido desde 1823.

El Mauna Loa produce erupciones rápidas y violentas, pero normalmente poco peligrosas. Su magma es pobre en gas. Esta característica, añadida a su gran fluidez, hace de las erupciones de esta montaña que sean muy poco explosivas, volcanes amables como dirían los difuntos vulcanólogos el matrimonio Katia y Maurice Krafft.

Las erupciones explosivas son las más peligrosas. En cambio, una persona puede escapar fácilmente de un río de lava hawaiano, ya que avanzan más lentamente de lo que una persona corre, o normalmente de lo que una persona anda.

Daños colaterales

Eso no quita que los flujos de lava puedan destruir casas o cortar carreteras, además de producir otros daños materiales, como vimos recientemente en La Palma, pero no ha habido muertes debidas directamente a las erupciones del Mauna Loa. Solo la erupción de 1868 produjo fallecidos de forma indirecta.

En 1868 una erupción desencadenó una serie de terremotos de creciente violencia, que culminaron en un sismo estimado en magnitud 7.9. El terremoto culminante destruyo la práctica totalidad de casas y estructuras en el flanco sur del volcán, y fue tan fuerte que arrojó al suelo a personas y ganado, incapaces de sostenerse en pie. Corrimientos de tierra y un tsunami provocaron la muerte de 77 personas.

Expectativa mundial

Este terremoto se debió al deslizamiento del flanco del volcán hacia el mar, provocado por una intrusión de magma bajo la superficie. Es este deslizamiento de los flancos hacia el mar el cual desgarra la cumbre del volcán Mauna Loa y provoca la apertura de largas fisuras volcánicas, como la que se acaba de abrir.

Muchos vulcanólogos y aficionados al mundo de los volcanes estamos pendientes de Hawái, del majestuoso Mauna Loa.