Muchos animales "piensan" y actúan orientados al futuro: observan a las personas y utilizan su comportamiento en su beneficio. Por ejemplo, algunas aves usan los recreos de las universidades para robar bocadillos a los estudiantes. Otras usan los horarios de apertura de los refugios de esquí para conseguir comida.

Los animales probablemente nos observan más a nosotros de lo que nosotros los observamos a ellos y usan nuestro comportamiento en su beneficio, según Petra Sumasgutner, profesora e investigadora del Departamento de Biología Cognitiva y del Comportamiento de la Universidad de Viena.

En su intervención ante la novena edición del Biologicum Almtal, que se desarrolla esta semana en Grünau im Almtal (Austria), añadió que los cuervos vuelan a las cabañas de esquí después de que los remontes han cerrado para alimentarse de las sobras, y que tienen en mente los horarios de apertura de los centros de recolección de residuos y las plantas de compostaje.

La naturaleza salvaje, por supuesto, es vista como un perdedor en un mundo cada vez más moldeado por humanos, dice Sumasgutner, pero algunos animales se benefician de estar cerca de los humanos, explicó en declaraciones a la Agencia de Prensa de Austria (APA).

Bocadillos en peligro

Añade que también las gaviotas conocen los tiempos de recreo en las escuelas y utilizan la infraestructura humana para la reproducción, como los cernícalos, que anidan en los nichos de los edificios vieneses.

Sus parientes, los halcones peregrinos, se aprovechan de las muchas palomas torcaces que migran cada vez más a ciudades de todo el mundo porque representan una gran "oferta de presas" para ellas.

"Los estorninos en Ciudad del Cabo en Sudáfrica también han aprendido a disputarles los bocadillos a los estudiantes en el campus universitario", comenta Sumasgutner.

Y destaca que las gaviotas en Bristol en el Reino Unido sabrían exactamente sobre los tiempos de recreo en los patios de las escuelas.

Pensamiento sostenible

El pensamiento sostenible también se analiza y discute en el Biologicum desde otras perspectivas, dice Sonia Kleindorfer, citada por APA. Kleindorfer también investiga en el Departamento de Biología Cognitiva y del Comportamiento de la Universidad de Viena y dirige el Centro de Investigación Konrad Lorenz.

"Para actuar de manera sostenible, necesitamos absolutamente, por ejemplo, la igualdad de derechos para hombres y mujeres en puestos directivos, en parte porque los hombres son muy caros para la sociedad", explicó.

El economista Boris von Heesen, que también participa en el Biologicum, destaca que ser hombre conlleva altos costos psicológicos y sociales, “porque los hombres son mucho más propensos que las mujeres a ser adictos a las drogas, causar accidentes automovilísticos, iniciar guerras y todo eso", añade el biólogo del comportamiento.

Aprendizaje natural

Por su parte, la neurobióloga Lisa Bartha-Doering y la psicolingüista Jutta Müller (ambas de la Universidad de Medicina de Viena) explican cómo las personas, desde fetos y bebés hasta adultos, aprenden y practican la capacidad de comunicarse.

Cada generación aprende el idioma de nuevo, precisan. "Eso es importante, porque es otro componente de la acción sostenible: tenemos que desarrollar nuevos conceptos y necesitamos cambios en el lenguaje", matiza Kleindorfer.

También existe la necesidad de una mejor comprensión de cómo los animales perciben el dolor, la alegría, la agresión y similares, y cómo se refuerza el comportamiento prosocial, se ha puesto de manifiesto en el Biologicum.

Esto sería éticamente importante para aumentar el bienestar de los animales domésticos en particular, y podría conducir a opciones más sostenibles que también sean beneficiosas para los humanos.

Ciencia ciudadana

La participación de muchos no investigadores para la recopilación de información sobre el comportamiento animal también es importante para la acción orientada al futuro, se ha destacado asimismo en Biologicum.

"Por un lado, porque obtienes una mayor conciencia del problema cuando participas en tales Iniciativas de ciencia ciudadana; por otro lado, proporcionan una gran cantidad de datos e información", explica Kleindorfer.

Para recopilarlos y finalmente evaluarlos durante un largo período de tiempo y en un área amplia, se necesitaría una "tremenda experiencia".

El investigador de sostenibilidad Dilek Fraisl, del Instituto Internacional para el Análisis de Sistemas Aplicados (IIASA) en Laxenburg, cerca de Viena, en su intervención en el Biologicum describe cómo puede ser una cooperación científico-ciudadana de este tipo.

Fijando límites

En su novena edición, el El Biologicum aborda una de las cuestiones clave de nuestro tiempo, que tiene que ver con la ambivalencia humana: ¿Cuáles son los límites y el potencial del pensamiento y la acción sostenibles? El tema se considera tanto desde un punto de vista biológico como científico, pero también desde un punto de vista económico.

El Biologicum está organizado por el Centro de Investigación Konrad Lorenz de la Universidad de Viena en cooperación con la Academia Internacional Traunkirchen.