Para calmar a un bebé que llora, no es suficiente sostenerlo en sus brazos: los científicos, usando el ejemplo de indicadores fisiológicos de 22 niños, demostraron que primero debe mecer al niño durante 5 minutos y luego sentarse con él en sus brazos durante 5-8 minutos. Después de este procedimiento, se duerme profundamente.

Un bebé puede comenzar a gritar y llorar en la calle, en una tienda, en un avión o en la cama en cualquier momento del día, lo que genera malestar no solo a los padres y extraños, sino también al propio niño.

Ya se sabe que los bebés tienen una reacción de transporte: por lo general, un niño pequeño deja de llorar cuando la madre va y lo lleva en sus brazos. Sin embargo, todavía no se comprende la gama completa de respuestas conductuales y la forma universal de calmar a un niño.

Un equipo de investigadores del Centro de Ciencias del Cerebro del Instituto RIKEN, dirigido por Kumi O. Kuroda, estudió la relación entre las respuestas fisiológicas y el comportamiento infantil y descubrió una técnica universal para ayudar a un niño a calmarse. El estudio se publica en la revista Current Biology.

En el estudio participaron 22 niños de 0 a 7 meses, así como sus madres biológicas. Los científicos realizaron 32 sesiones de medición del comportamiento y el bienestar de los niños en diferentes condiciones.

Cuatro tareas

En estos experimentos, las madres realizaron una serie de cuatro tareas: una, con la madre sosteniendo al bebé en sus brazos y caminando; otra con la madre sosteniendo al bebé y luego se sentó. La tercera tarea consistió en que el niño fue colocado en la cuna; mientras la cuarta se colocó al bebé en una cuna móvil o en un cochecito y se mecía hacia adelante y hacia atrás. Cada una de estas tareas duró de 30 segundos a 5 minutos.

Este diseño del experimento permitió separar los efectos de interacción con la madre y el movimiento, dos componentes sensoriales que activan la respuesta de transporte.

Durante las tareas, a los bebés se les tomó una señal de ECG y sus reacciones conductuales fueron registradas en una cámara: expresiones faciales, vocalizaciones, movimientos corporales y apertura/cierre de ojos. El ECG y el video grabado se sincronizaron para comprender cómo se correlacionan los indicadores fisiológicos y de comportamiento.

Indicadores fisiológicos

Para evaluar la relación entre el comportamiento y la fisiología, los científicos introdujeron un índice denominado Injury Severity Score (ISS), que mide la gravedad de una lesión.

En este caso, el ISS se asignó a cada latido del corazón, tanto durante el sueño como durante la vigilia, y permitió a los investigadores descubrir una correlación entre los indicadores fisiológicos de los bebés y las tareas que realizaban sus madres.

Cuando los bebés dejaron de llorar después de que su madre caminara con ellos en brazos, sus índices ISS también aumentaron, pudiendo constatarse que ese aumento estaba relacionado con el movimiento.

Después de una caminata de 5 minutos, 5 de 11 bebés (45,5 por ciento) se quedaron dormidos y ninguno de ellos lloró al final de la tarea, y dos bebés más (18,2 por ciento) se durmieron un minuto después de que sus madres se sentaran con ellos en la cama.

Más detalles

Otra observación: después de que el bebé se durmiera en sus brazos, las madres a menudo lo acostaban, lo que provocó que algunos niños se despertaran: 9 de 22 bebés dormidos se despertaron 20 segundos después de acostarse y su índice ISS disminuyó. Los científicos han atribuido esto a un cambio en la posición de la cabeza y la activación del sistema cardiovascular.

Otros 9 bebés que se quedaron dormidos fueron sostenidos por sus madres mientras estaban sentados. Los niños durmieron así durante 5-8 minutos y solo después de eso los acostaron.

Después de tal secuencia de acciones, el bebé no se despertó. Una ventana de 5 a 8 minutos corresponde a la duración de la fase inicial del sueño, que se caracteriza por un bajo umbral de excitación, por lo que los científicos concluyeron que sentarse con un bebé dormido es la forma más eficaz de esperar a que pase la fase inicial del sueño.

Si el niño estaba llorando, y simplemente se sentaban con él o simplemente lo acostaban, no se calmaba, sino por el contrario, comenzaba a llorar aún más. Los investigadores concluyeron que, a pesar del contacto con la madre, los bebés que no han sido paseados no activan la respuesta de transporte, por lo que les resulta más difícil calmarse.

Referencia

A method to soothe and promote sleep in crying infants utilizing the transport response. Nami Ohmura et al. Current Biology, September 13, 2022. DOI:https://doi.org/10.1016/j.cub.2022.08.041