Astrónomos de la Universidad Estatal de Carolina del Norte, en Estados Unidos, han descubierto una estructura cósmica en forma de mano que se desplaza a alrededor de 14 millones de kilómetros por hora por el cosmos: la nebulosa de partículas energéticas y emisora de rayos X es impulsada por un púlsar. El descubrimiento se concretó utilizando datos del Observatorio de rayos X Chandra de la NASA

Según se explica en una nota de prensa, la luz de la explosión de la supernova que dio lugar al púlsar llegó a la Tierra hace unos 1.700 años. Luego de originarse a partir de la supernova, el púlsar hizo estallar una burbuja de partículas energéticas, creando una nebulosa emisora de rayos X.

Un púlsar es una estrella de neutrones que gira sobre sí misma, dotada de un potente campo magnético. Los púlsares, que emiten regularmente pulsos de radiación, se forman a partir de la explosión de una estrella masiva: es el evento estelar conocido como supernova. El estallido se produce luego de la muerte de la estrella masiva, que debe poseer entre 4 y 8 veces la masa del Sol.

Los movimientos de la estructura

La enigmática «mano cósmica» esta formada por diversas secciones, que conforman una gran estructura. Junto a la nebulosa de energía que impulsa el púlsar y que emite los rayos X detectados por Chandra, se mueven los restos de la estrella que explotó en ocasión de la supernova, en tanto que también actúa e influye la onda expansiva de dicha explosión.

Los movimientos de toda la estructura han provocado cambios en su forma, que las observaciones detectan con precisión con el paso de los años. Por ejemplo, incide el choque de los escombros de la supernova contra una enorme pared de gas, que ralentiza el «viaje» de la colosal mano cósmica. Aunque su velocidad pueda parecer asombrosa, los investigadores creen que ha tenido que ser mucho mayor para desplazarse hacia el sitio donde se encuentra actualmente.

Para tener una idea de la magnitud de esta formación, podemos tener en cuenta que la nebulosa que emite los rayos X posee 150 años luz de diámetro. Esto quiere decir que la luz, que viaja a una velocidad inconmensurable para el entendimiento humano convencional, tarda 150 años en llegar de un extremo al otro de la estructura.

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Velocidad en disminución

Los astrónomos creen que el desplazamiento de la estructura ha debido alcanzar en algún momento una velocidad de casi 50 millones de kilómetros por hora. Sin embargo, la velocidad se fue reduciendo en tanto los restos de la supernova chocaban con la pared de gas mencionada previamente. Debido a esto, la gigantesca mano impulsada por el púlsar se mueve ahora a una velocidad menor, en torno a los 14 millones de kilómetros por hora.

Los astrónomos explicaron en el estudio que acompaña a estas observaciones, publicado en The Astrophysical Journal Letters, que los escombros de la supernova están conformados por grupos de magnesio y neón. Según las estimaciones científicas, estas agrupaciones se habrían creado en la estrella masiva antes de su explosión. Además, creen que la estructura que se ha formado a partir de los restos de la supernova es una de los más jóvenes en su tipo de la Vía Láctea.

Los hallazgos, que recogen 14 años de observaciones, servirán para profundizar sobre el origen y el comportamiento de estas extrañas estructuras en el cosmos, brindando al mismo tiempo más detalles sobre la influencia de las supernovas y los púlsares en la dinámica cósmica.

Referencia

Fast Blast Wave and Ejecta in the Young Core-collapse Supernova Remnant MSH 15-52/RCW 89. Kazimierz J. Borkowski et al. The Astrophysical Journal Letters (2020).DOI:https://doi.org/10.3847/2041-8213/ab91c0

Foto: la imagen muestra la enorme estructura en forma de «mano cósmica», compuesta por los restos de la supernova y la nebulosa energética impulsada por el púlsar. Crédito: NASA/SAO/NCSU/Borkowski et al.

Video: Chandra X-ray Observatory en YouTube.