El estudio, que se publica en el número de diciembre de la revista Social Indicators Research, analiza datos recopilados a lo largo de 30 años en diversos estudios sobre formas de pasar el tiempo y actitudes sociales. Sus autores concluyen que pasar más tiempo viendo la televisión puede contribuir a la felicidad de los espectadores en ese momento, pero supone menos efectos positivos a largo plazo.

"La televisión realmente no parece satisfacer a la gente a largo plazo en el ámbito de cómo se desenvuelven socialmente las personas, al contrario de como sí lo hacen la lectura o seguir la prensa", explicó el sociólogo de la Universidad de Maryland John P. Robinson, coautor del informe y pionero en los estudios sobre el uso del tiempo. "Ver la tele resulta más pasivo y puede propiciar un escape. Los datos nos sugieren que el hábito de ver la televisión puede ofrecer un placer inmediato a expensas de padecer perjuicios psicológicos a largo plazo", explicó en declaraciones a la web de la Universidad de Maryland recogidas por otr/press.

Asimismo, basándose en los datos de los informes sobre uso del tiempo, Robinson vaticina que el consumo de televisión puede incrementarse significativamente si la economía sigue empeorando en los próximos meses o años.

"A través de épocas de bonanza o crisis, nuestros estudios diarios han hallado claramente que el trabajo es la actividad principal que contarresta el consumo de televisión. Pero cuando la gente dispone de más tiempo, el consumo televisivo crece.

El estudio involucró a 30.000 adultos, más concretamente a sus opiniones sobre qué actividades contribuyeron a su felicidad, con datos recogidos a lo largo de 30 años (1975-2006). Se dividieron dos tipos de resultados: los que hacían referencia a la felicidad cotidiana, y los basados en actividades a largo plazo. Los investigadores descubireron que en ambos tipos de datos, las actividades que hacían más felices a los encuestados eran las mismas, excepto en el caso de ver televisión.

PODER ADICTIVO

Del mismo modo, se constató que las personas que se definían como más felices eran las más activas socialmente, que asistían regularmente a servicios religiosos, votaban y leían más libros y periódicos. En contraste, la gente infeliz pasaba significativamente más tiempo ven la televisión en su tiempo libre.

De acuerdo con el estudio, la gente infeliz presentaba un consumo de televisión un 20 por ciento mayor que la gente feliz, incluso teniendo en cuenta, sin nivel educativo, ingresos, edad, estado civil.

Steven Martin, coautor del estudio, describe como conclusión el poder adictivo de la televisión porque aporta placer: "Las actividades adictivas producen momentos de placer pero a largo plazo desembocan en malestar y arrepentimiento", declaró. "La gente más vulnerable a la adicción tiende a ser social o personalmente marginada., Para este tipo de personas, la televisión puede llegar a ser un tipo de opiáceo".