En España todo el mundo quiere ser asalariado o funcionario, a diferencia de Estados Unidos, donde el papel del autónomo es mucho más digno. "Cuestión de culturas", dice Susana de Juana, al tiempo que deja claro que si Internet beneficia a algún sector ése es el del autónomo.

De hecho crea nuevas figuras, como la del e-lance, una especie de mercenario virtual, primo-hermano del freelance, capaz de ofrecer sus servicios en cualquier parte del mundo con la sola ayuda de un ordenador y una buena conexión. "Existen ya agentes de seguros independientes que tienen una serie de accesos privilegiados a diferentes empresas de su sector. Ellos contratan un tipo de seguro según el tipo de cliente al que atienden. Son una especie de intermediarios pero obtienen un gran beneficio por cada contratación y no se casan con ninguna firma".

Entre los e-lance surgen profesionales que tratan de dar servicio a las nuevas necesidades que se generan en Internet. Entre ellos están los profesionales en SEO (Search Engine Optimization), que se encargan de la optimización para motores de búsqueda. Su función es permitir que webs que contraten sus servicios reúnan las condiciones necesarias para estar bien posicionadas en buscadores como Google. Es decir, si su cliente es una ferretería de Alicante, su labor es lograr que cuando un internauta realice una búsqueda utilizando los conceptos "ferretería" y "alicante", la web de este establecimiento aparezca entre las primeras. "En el posicionamiento intervienen cientos de factores, que tienen mucho que ver con la manera de ordenar y escribir el contenido. Tienes que saber lo que Google aprecia", explica José Ródenas, un e-lance alicantino que, de manera autodidacta, se ha convertido en un profesional en esta materia. Como otros diseñadores gráficos de su gremio comenzó a leer manuales de SEO y a trabajar para pequeños clientes, a los que puede sacar hasta 500 euros por cada trabajo de posicionamiento. "Webs en España como 'Vuelos baratos', por posicionarse, han llegado a pagar más de 60.000 euros", señala.

Ródenas, que anuncia su servicio a través de Internet, con una web perfectamente posicionada en Google, sabe que este gran motor de búsqueda no ve con muy buenos ojos a los posicionadores SEO. "Hay que tener en cuenta que cuando la gente busca algo en Google, por ejemplo una zapatería, confía en que va a encontrar la mejor o la que tenga precios más bajos. Los posicionadores SEO rompen esta regla, porque una web ya no está bien posicionada por la calidad de su producto sino porque ha interpretado lo que valora Google. Por lo único que nos puede llegar a apreciar es porque permitimos que los internautas encuentren determinadas páginas que antes, sin nuestro servicio, era un auténtico trabajo de arqueólogo hallarlas. Es una relación de amor-odio".