Un gen que se descubrió hace más de 20 años ha sido identificado como fundamental en la prevención del neuroblastoma, uno de los cánceres infantiles más letales.

Se trata del gen de la clusterina o apolipoproteína J, una proteína presente en la mayoría de tejidos y fluidos del ser humano que, según el doctor Arturo Sala, del Instituto de Salud Infantil del University College of London, puede detener este cáncer.

El neuroblastoma es un tumor sólido frecuente en la infancia (y especialmente letal entre los adolescentes), que se origina en las células de la cresta neural en el sistema nervioso periférico simpático, que va desde la base del cuello hasta la vértebra caudal.

Estos tumores cancerígenos, que pueden aparecer en cualquier lugar de esta cadena pero que se encuentran con mayor frecuencia cerca de la glándula suprarrenal y en el tórax, representan entre el 7 y el 10% de los cánceres en pacientes pediátricos, y el 50% de todas las neoplasias malignas detectadas en los infantes.

El 90% de los casos se da en niños menores de 5 años y es la principal causa de muertes por cáncer en bebés.

Según la investigación de Sala, publicada en el Journal of the National Cancer Institute, este hallazgo abre una puerta de esperanza ante una dolencia frente a la que poco pueden hacer tratamientos agresivos exitosos como el de lucha contra la leucemia.

"El neuroblastoma es mucho más raro y mucho menos conocido que la leucemia, a pesar del alto número de fallecimientos, y la investigación cuenta con muy poca financiación. Por esta razón, los esfuerzos en este campo son tan importantes", indicó Sala.

El investigador explicó que en las pruebas de laboratorio se introdujo clusterina en células de un neuroblastoma y se constató que las células dejaban de ser malignas y que no tenían la capacidad de generar tumores.

"Esto sugiere con fuerza que la clusterina puede suprimir de manera eficaz el crecimiento del tumor", subrayó Sala, quien expresó su esperanza de que se empiecen a realizar pruebas clínicas en personas dentro de aproximadamente tres años.

Sala añadió que este hallazgo también puede ser importante a la hora de hacer frente a otros cánceres, como el de próstata, en los que la clusterina también puede jugar un papel vital.