El estilo de vida actual, con "mayores exigencias" y "cambios en el modelo social y familiar", es el causante de esta mayor incidencia que, incluso, puede producirse antes del nacimiento, según la investigación.

"Las hormonas de la respuesta de activación del estrés de la madre al hijo en formación pueden pasar al hijo en formación y durante el parto" por el propio estrés de éste, según el estudio, que ha sido debatido en el Fórum Almirón de la Inmonutrición Infantil, en el Balneario La Alameda.

Entre las causas citadas por el estudio, destacan la enfermedad, la falta de cuidados, la alimentación insuficiente o inadecuada, el ambiente familiar por falta de afecto o cariño, discusiones o incomunicación, así como los factores ambientales como ruidos, aislamiento, soledad u oscuridad.

El llanto es la forma más habitual de expresar ese estrés y otros síntomas como un estado de alerta elevado, irritación y alteraciones en el sueño y en la alimentación, según el estudio.

Respecto a la incidencia del estrés, éste puede detectarse en el sistema inmunitario de los niños, de tal forma que provoca una "inmunosupresión" , según el texto.

Además, este trastorno puede afectar al desarrollo emocional y social del niño, con problemas como baja autoestima, baja capacidad para empatizar y afectación de la memoria, según investigaciones citadas por el estudio.

Entre los consejos para prevenir o paliar el estrés, el estudio recomienda la lactancia materna por ser uno "de lo mejores inmunorreguladores", un ambiente familiar, sin discusiones y crear una rutina horaria que distribuya los alimentos y el descanso.