La investigación, publicada hoy por la revista "Nature", proporciona las primeras evidencias de que las piedras basálticas que originaron las islas oceánicas modernas son más frías que los terrenos ígneos -procedentes también de la erupción de volcanes- relacionados con la formación de la meseta oceánica y la plataforma continental.

Los autores de este estudio, los profesores de la Universidad Rutgers de Ciencias Geológicas (EEUU) Claude Herzberg y Esteban Gazel, han examinado la composición de las lavas que componen ese archipiélago y han concluido que el magma se ha enfriado de forma notable desde el período Cretácico, era que comenzó hace 145 millones de años y que se extendió durante 80 millones de años más.

Con estos datos ambos señalaron en "Nature" que los magmas que dieron lugar a grandes territorios ígneos en el período del Paleoceno eran más calientes y se derritieron en una superficie más extensa que los que generaron las islas oceánicas modernas, como es el caso de las Galápagos.

Algunos estudios previos ya habían apuntado hacia esta conclusión, pero hasta el momento no se habían realizado comparaciones cuantitativas de la temperatura del magma y el grado de fundición del mismo.

En opinión de los investigadores, con este trabajo se entiende mejor el ciclo vital de los magmas.