La agricultura ecológica, regulada legalmente en España desde 1989, ha incorporado en los hogares de este país una amplia gama de alimentos elaborados sin productos químicos, ni fertilizantes ni antibióticos ni plaguicidas.

Por segundo año consecutivo, Intermón Oxfam tiene previsto distribuir en sus tiendas de comercio justo y en algunos supermercados e hipermercados un total de doce mil turrones ecológicos, elaborados con ingredientes de cooperativas de América Latina y disponibles en tres variedades (blando de almendras, duro de almendras y de chocolate).

La responsable de Intermón Oxfam Sol Ortega ha explicado a Efe que la ONG actúa como intermediaria entre la empresa española y los productores latinoamericanos, con la compra de ingredientes y la comercialización del producto final.

Sólo el azúcar traído de Paraguay, procedente de la cooperativa El Manduvirá, permite a sus 1.200 socios disponer de asistencia médica y educativa, mientras que el chocolate boliviano de El Ceibo, una agrupación de cooperativas de la zona de Alto Beni, en la cuenca amazónica, conlleva beneficios a 800 familias.

Como de momento el comercio mundial "no es justo", según Ortega, Intermón realiza iniciativas "como prestar dinero a los productores para que adquieran las materias primas, sin acudir a los usureros locales, u ofrecerles asesoría técnica".

En España existen distintas empresas dedicadas a la fabricación de productos alimenticios libres de sustancias químicas; así, por ejemplo, en Estepa (Sevilla), una empresa familiar elabora mantecados, polvorones y roscos de vino ecológicos.

Su sabor es distinto al de los dulces convencionales, porque "la canela y la manteca, al ser ecológicas, tienen un sabor bastante más intenso", según sus responsables.

Además, en una piscifactoría en Riofrío (Granada), se encuentra la mayor reserva de esturiones del mundo, en donde se producen anualmente más de 2.000 kilos de caviar ecológico, un producto que, según la hueva y su rareza, puede alcanzar los 9.000 euros en el mercado.

Su director comercial, José Javier Rodríguez, ha explicado a Efe que "se cuida la alimentación" y "se respeta el ciclo de la cría", esperando 18 años para extraer "este oro negro".

Desde hace 50 años, ha añadido, "el departamento de investigación recibe el 40 por ciento de la facturación", y se han suscrito convenios de colaboración con universidades y centros de Europa, Asia o Norteamérica, que hacen "única" en el mundo a esta localidad de 300 habitantes en relación con el estudio del caviar.

Por otra parte, una empresa catalana acaba de lanzar al mercado un langostino cocido ecológico, procedente de Ecuador y Madagascar que, según sus responsables, es "un 30 ó 40 por ciento más caro que el convencional", pues se cría "en piscinas con menor densidad de ejemplares".

"Dado que es un producto perecedero y la Navidad es el período de mayor consumo, no tendremos más remedio que venderlo como langostino convencional", han añadido sus responsables, quienes han advertido del problema de comercialización que están teniendo por la falta de información de la gente sobre este producto.

Para el brindis navideño, los amantes de las bebidas sin productos químicos pueden recurrir al cava ecológico producido desde hace ocho años con uvas de los viñedos de Eudald Massana en el Alto Penedés, que, según sus responsables, "se cultivan biodinámicamente, adaptando la labor agrícola al ciclo de la Luna".