Hasta ahora se sabía que el sueño desempeña un papel importante en los procesos de aprendizaje, incluido el desarrollo del habla, pero lo que no se había establecido son los mecanismos neuronales que participan en la consolidación nocturna del aprendizaje.

Dos investigadores de la universidad de Chicago (EEUU), Sylvian Shank y Daniel Margoliash, hicieron un estudio con diamantes mandarines jóvenes.

Los expertos hallaron que cuando estos pájaros escuchaban, y después reproducían, los cantos de un tutor adulto, las actividad de sus neuronas premotoras (vinculadas al aprendizaje asociativo) se alteraba durante el próximo sueño.

Estos cambios en la actividad nocturna se traducían después en mejoras en el canto de los jóvenes al día siguiente.

Los autores concluyen que, cuando se está aprendiendo una nueva habilidad, las representaciones sensoriales de acontecimientos que ocurren durante el día alteran las redes premotoras del cerebro durante el sueño.