Este equipo ha estudiado la extinción de esta especie en la cordillera Cantábrica, de la que podría depender el urogallo, altamente amenazado, según ha dicho a Efe el autor principal de este trabajo, Juan Manuel Rubiales.

Según Rubiales, existen otras poblaciones meridionales del pino silvestre como las de Bulgaria o Grecia que están ya protegidas por la directiva europea Hábitats e incluidas en la red Natura 2000.

Natura 2000 es una red ecológica creada por la UE para asegurar la biodiversidad mediante la conservación de los hábitats naturales.

Para llevar a cabo este proyecto, este grupo de investigadores ha tratado de "recuperar los paisajes del pasado" e interpretar las formaciones vegetales actuales con un enfoque geobotánico.

De este modo, la cordillera Cantábrica es hoy una gran montaña "sin prácticamente pinares naturales", con algunas "reliquias muy localizadas puntualmente" como el pinar de Lillo, en la provincia de León.

Lejos de esta ubicación, en la zona occidental de la cordillera, estos científicos encontraron en 2005 restos de un bosque fósil, un hallazgo que permitió "comprobar que su extinción se produjo hace menos de 2.000 años, una cifra muy reciente en la escala temporal paleobotánica".

Según los resultados del estudio, se produjo un decaimiento de los pinares montanos o silvestres a lo largo de los últimos 10.000 años en las zonas más oceánicas de la cordillera Cantábrica y se conservaron mejor en "zonas con peor valor de explotación para el uso del hombre", refugiadas de los fuegos y con una orografía que favorece la discontinuidad y reduce la vulnerabilidad de esas formaciones.

El pino silvestre es una especie de amplia distribución en Europa; y en España, donde tiene características singulares, constituye la frontera sur y oeste de su distribución (el límite está en Sierra Nevada y en la cordillera Cantábrica y la sierra de Gredos).

"Mientras su estado de conservación es bueno en la sierra de Guadarrama, donde continúa explotándose económicamente, a largo plazo, corre riesgo de extinción en Sierra Nevada, Gredos y la cordillera Cantábrica, pues son pocas las poblaciones naturales existentes y solo están protegidas aquellas ubicadas dentro de espacios naturales protegidos", ha manifestado Rubiales.

Aún se desconoce el impacto real del cambio global en las poblaciones que sobreviven en la península, según este investigador, quien ha agregado: "no sabemos cómo responderá a una transformación tan fuerte, con una población diezmada".

Rubiales ha añadido que "los pinares no solo son valiosos por sí mismos, sino también por su contribución a un ecosistema en el que, en el caso cantábrico, puede implicar al urogallo, especie que ha sufrido un espectacular declive en sus poblaciones en la última década".

A su juicio, "la clave de este problema podría estar en no haber ligado hasta el momento el decaimiento de los pinares cantábricos con esas poblaciones de urogallo".

Este animal se alimenta habitualmente de yemas de pino, pero en la cordillera Cantábrica, la búsqueda de otros alimentos le "hace invertir más energía y aumentar su exposición frente a potenciales depredadores".