El Gobierno estatal de Tasmania explicó que el número de ballenas piloto o calderones muertas se había incrementado a 150 después del recuento de hoy, lo que supone casi el doble que en el anterior conteo, en el que llegaban a 80.

Estas ballenas varadas fueron descubiertas ayer y los miembros de la comunidad local y autoridades del Gobierno trataron de recatarlas, pero los animales habían resultado gravemente heridas por las rocas de la costa.

El portavoz del Departamento de Industrias Primarias y Agua, Warwick Brennan, señaló hoy, citado por los medios locales, que las autoridades lograron, no obstante, conducir a unas 30 ballenas lejos de la bahía.

Las ballenas piloto o globicéfalos negros son mamíferos marinos de la familia de los delfines cuya cabeza tiene un bulto en la parte delantera y pueden alcanzar los cinco metros de largo, pero son la especie más pequeña de la familia de las ballenas.

La semana pasada, 64 ballenas piloto quedaron encalladas en otra playa de la costa noroccidental de Tasmania. Sólo 11 de ellas pudieron ser devueltas al mar.

La razón por la que estos animales se han precipitado en masa hacia las costas australianas sigue siendo una incógnita para los científicos. Un estudio del departamento de biología marina de la Universidad de Tasmania concluyó que estos casos masivos eran cíclicos, ocasionados por un aumento de la fuerza de los vientos dominantes del oeste cada 12 años, sobre las aguas del océano Índico, cerca de la Antártida.