El taller, Vemar-Gas, ubicado en el polígono industrial del Pla de la Vallonga, ya ha instalado este dispositivo en un Seat Altea, que funciona con un sistema en el que el conductor, mediante un conmutador situado al lado del volante, puede elegir si el vehículo circula con gas licuado o con gasolina.

En declaraciones a EFE, el gerente de Ferrosite, que es la empresa que explota el GLV en España, José Antonio Gallardo, ha explicado que el montaje de este mecanismo "no modifica para nada las características del coche" en cuanto a potencia o velocidad.

"Un coche con un dispositivo bifuel (gas y gasolina) consume la misma cantidad de gas que cuando circulaba con gasolina, la diferencia es que el litro de gas cuesta 0,51 euros, por lo que el gasto se reduce a la mitad", ha señalado Gallardo.

El vehículo arranca en gasolina pero a los pocos minutos, cuando el motor se calienta, cambia automáticamente a gas. No obstante, el conductor puede elegir con qué combustible viajar presionando un botón ubicado junto al volante.

El depósito de gas va situado en el maletero, en el espacio de la rueda de repuesto, y, llenándolo, puede recorrer una distancia de entre 400 y 600 kilómetros, ha añadido el gerente de Ferrosite, quien ha apuntado que este sistema permite "no tener tanta dependencia energética del petróleo".

Pero además de la ventajas económicas, el gas licuado es muy beneficioso para el medio ambiente, ya que reduce las emisiones de CO2 un 15 por ciento y los niveles de ruido, olores, humos y vibraciones del motor un 50 por ciento, según un informe del RACE.

El mayor problema de estos vehículos es el abastecimiento de gas, ya que en la Comunitat Valenciana sólo existen dos surtidores, uno en Alicante, en la carretera de Elche, frente a las dependencias de Repsol, y otro en Valencia, en el polígono industrial Vara de Quart.

"En la actualidad se depende mucho de la existencia de puntos de venta", ha precisado Gallardo, quien ha añadido que en 2009 las petroleras crearán quince nuevos puntos de repostaje en toda España.

La instalación de este dispositivo cuesta entre 2.100 y 3.000 euros, en función de los cilindros del vehículo, y su montaje está subvencionado por la Agencia Valenciana de la Energía (AVEN), cuyas ayudas pueden variar entre los 2.000 euros para coches sin matricular y los 400 para los ya matriculados.

Según un informe del RACE, en Europa, más de siete millones de vehículos ya circulan con este dispositivo, una cifra que asciende a los once millones en todo el mundo. Por ahora, en España, sólo hay unas 3.000 unidades, aunque las previsiones indican que en el próximo año se duplicarán las existencias.

El estudio aconseja la instalación de este sistema a conductores que recorren muchos kilómetros y, especialmente, a flotas de empresas, ya que los precios del gas son estables.