Diversas excavaciones llevadas a cabo en la isla de Skye han sacado a la luz los fósiles de al menos seis tortugas que aprendieron a nadar en la era de los dinosaurios, según un informe aparecido en la revista "Proceedings of the Royal Society".

La especie, bautizada "Eileanchelys waldmani", representa el eslabón perdido en la evolución de las tortugas, que los paleontólogos llevaban mucho tiempo buscando.

Según los expertos, la especie recién descubierta era un animal acuático porque los fósiles se encontraron en una roca que en la prehistoria formó parte de un lago o una laguna.

A diferencia de los de otros animales terrestres de la misma época, que están fragmentados, los restos de las tortugas aparecieron casi completos con sus correspondientes articulaciones.

Sus miembros eran más parecidos a los de las modernas tortugas de agua dulce que a las aletas de las especies marinas, pero se cree que tenían membranas entre las garras.

"La Eileanchelys waldmani puede considerarse con bastante certeza la primera tortuga acuática", señalan los expertos en el informe.

Según Jeremy Anquetin, del Museo de Historia Natural de Londres y uno de los investigadores, "aunque la mayoría de las modernas tortugas son variedades acuáticas, se ha demostrado que las más primitivas, del Triásico (hace 210 millones de años) eran terrestres exclusivamente".

"Hasta el descubrimiento de la Eileanchelys, pensábamos que la adaptación al hábitat acuático podía haberse producido entre las tortugas primitivas aunque carecíamos de pruebas en forma de fósiles", explica Anquetin.

"Ahora sabemos con seguridad, señala el científico, que hubo ya tortugas acuáticas hace 164 millones de años", agrega.

Los fósiles de esas tortugas, estudiados por expertos del Museo de Historia Natural y del University College de Londres, están actualmente en la colección de los Museos Nacionales de Escocia.