Esta iniciativa forma parte del denominado Proyecto Doñana, un sistema tecnológico puesto en marcha en este Parque Nacional que, a través de 300 sensores -sondas, caudalímetros, radares y cámaras de vídeo-, capta información de los distintos procesos biológicos y los divulga a través de Internet.

Los sensores recogen datos sobre fisiología y metabolismos de plantas y suelos, meteorología, flujos de carbono, seguimiento de vertebrados e insectos, niveles y calidad de las aguas, caudales y otras actividades humanas y detectan posibles situaciones de alarma.

El estudio de las corrientes superficiales permitirá conocer la evolución a largo plazo las deposiciones de arena o sedimentos del mar y del río, así como de la circulación del agua, ha señalado a Efe Gustavo Sánchez, director de Nuevas Tecnologías de SATEC, empresa responsable del Proyecto Doñana.

Esto permitirá prevenir catástrofes como las causadas por el vertido del Prestige en Galicia o las consecuencias de las aportaciones de aguas residuales de urbanizaciones o localidades costeras próximas a este espacio protegido.

Según Sánchez, "sería tremendamente importante para los investigadores de Doñana y también para el resto del Estado", disponer de la información proporcionada por los radares en una zona cercana al Estrecho, donde el riesgo de vertidos es grande debido al intenso tráfico marítimo.

Ya se han realizado los primeros estudios sobre los radares costeros y su instalación se encuentra a la espera de que haya presupuesto.

El Proyecto Doñana, que cubre alrededor de un 20 por ciento del Parque y que se ha desarrollado en menos de un 50 por ciento, ha sido financiado por el Gobierno central con 1,6 millones de euros, aunque para los responsables de SATEC "lo razonable" sería doblar esa cantidad.

Una vez concluida su fase inicial, se está trabajando para extenderlo a otras zonas del Parque y en la puesta en marcha de nuevas instalaciones como los radares costeros o un sistema para vigilar a los cazadores furtivos, según Sánchez.

Los 300 sensores se han instalado intentando causar el menor impacto en el Parque mediante su integración en el entorno y la utilización de tecnologías limpias y renovables, como la energía solar.

El proyecto incluye unidades móviles fotovoltaicas que permiten la observación las 24 horas del día en casos como el del lince ibérico, que está en peligro de extinción.

La información procedente de los sensores se recoge en un centro de datos donde es filtrada y almacenada para, finalmente, ser divulgada a través del sitio web del ICTS (Infraestructura Científica y Tecnológica Singular) de la Reserva Científica de Doñana.

Los datos son útiles tanto para la comunidad científica como para los ciudadanos que quieran observar la vida en directo en el Parque.