El volcán comenzó un nuevo pulso eruptivo con bocanadas de vapor de agua y ceniza y estallidos de rocas de fuego que salen de su cráter, a 3.700 metros de altura.

El coloso se ha dejado ver por las noches, acompañado de un cielo lleno de estrellas, y sus emanaciones candentes han teñido su entorno de un color rojo intenso, sobre todo cuando ruedan por sus laderas las rocas de fuego que expulsa de forma permanente.

La nube de vapor y ceniza se ve a kilómetros de distancia y amenaza con expandirse hacia la capital y motivó ayer la suspensión de las operaciones en el aeropuerto de la ciudad.

Desde un claro entre las colinas circundantes, que permiten una panorámica privilegiada de los ríos de lava, la nube se asemeja a un hongo de explosión atómica.

La zona de alrededor del volcán no tiene poblaciones importantes y en el pueblo más cercano, que lleva el mismo nombre que la montaña, la población está tranquila, pese a que las explosiones del sábado causaron un gran estruendo, según relató a Efe un testigo de los primeros momentos de la erupción.

Aún así, este testigo, observador nocturno de las explosiones del Reventador, indicó que si el volcán incrementa su actividad, los habitantes de la zona y los visitantes curiosos "tendrán que salir corriendo".

Los ríos de lava y los materiales piroclásticos (rocas candentes) se desplazan en dirección opuesta al caserío, donde sus habitantes aseguran que se han acostumbrado a convivir con la montaña.

María Sisalema, una vecina de la localidad, contó que la noche del sábado las explosiones causaron preocupación entre los habitantes porque se escucharon "muy fuertes", pero que, después comprobaron que la erupción volvía a ser parecida a la de otras ocasiones, a las que "ya estamos acostumbrados".

En 2002, recuerdan

Los vecinos del pueblo Reventador recuerdan que en 2002 tuvieron que ser evacuados ante el peligro de que una poderosa erupción pusiera en peligro sus vidas.

Ahora, dicen, ya no le temen al volcán, que se ha convertido en uno de los suyos, atractivo para los turistas, la prensa y los científicos, que acuden a su llamada.

Desde entonces, la gente de la localidad ha visto al Reventador despertarse con furia, en algunos momentos, y calmarse por meses, en un proceso que, según los científicos, podría extenderse por semanas, meses o años.

La actividad del Reventador se caracteriza, además, por generar sismos leves internos, relacionados con el movimiento de fluidos en su caldera, que ha saturado los sensores ubicados en sus cercanías por los científicos del Instituto Geofísico (IG) de la Escuela Politécnica Nacional, que lo vigila de cerca y permanentemente.

Además, el IG ha detectado un temblor constante, lo que hace suponer que esta etapa eruptiva se podría mantener por algún tiempo.

No obstante, el IG ha descartado que pueda presentarse una erupción explosiva y violenta, como la de noviembre de 2002, ante lo cual la Dirección de Defensa Civil (Protección Civil) ha desplegado un plan contingente de seguridad en las provincias andinas de Pichincha (con su capital Quito) e Imbabura, y las amazónicas de Napo y Sucumbíos.

El Reventador y el Tungurahua -en el centro de los Andes ecuatorianos- son, actualmente, los volcanes más activos de Ecuador, un país en el que existe más de medio centenar y que se encuentra en el denominado "Cinturón de Fuego del Pacífico".