La normativa impedirá la comercialización y la importación, el tránsito y la exportación de productos derivados de la foca en la Unión Europea.

Sin embargo, la prohibición será "parcial y no total", para no dejar sin medio de subsistencia a los pueblos indígenas dedicados a esta actividad, aclaró el comisario europeo de Medio Ambiente, Stavros Dimas, en rueda de prensa.

Si la propuesta sale adelante, sólo se permitirá en la UE el comercio de aquellos productos que cuenten con la garantía de que se han utilizado técnicas de caza menos agresivas.

Del comercio mundial de productos derivados de la caza de focas, una tercera parte pasa o llega a la Unión Europea, afirmó Dimas.

Los principales afectados por la medida serán Canadá, Groenlandia y Namibia, que suman el 60% de los 900.000 ejemplares capturados cada año (de entre una población total estimada de entre 15 y 16 millones).

También se cazan focas en Islandia, Noruega, Rusia, Estados Unidos, Suecia, Finlandia y el Reino Unido.

Aquellos que decidan continuar con esta práctica tendrán que someter sus productos al examen de un organismo independiente que determinará si se han cumplido unas condiciones estrictas para evitar el sufrimiento innecesario de los animales y otorgará al producto una etiqueta o marca distintiva que lo indique.

La Comisión Europea decidió elaborar este reglamento a raíz de las numerosas quejas ciudadanas recibidas y de la inquietud manifestada por Estados miembros como Alemania, Bélgica y Holanda, que ya han empezado a tomar medidas al respecto.

Su propuesta cuenta con el apoyo de un dictamen científico de la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA), en el que se explica que las focas pueden ser sacrificadas rápida y eficazmente mediante diversos métodos sin provocar dolor, angustia y sufrimiento evitables.

Para que pueda entrar en vigor, el reglamento deberá ser aprobado por el Consejo y el Parlamento europeos.