Los resultados de ambos estudios, que encuestaron a 217 personas en España y 218 en el extranjero, revelan que un 42 por ciento de los que se quedan en España confía en el sistema frente a un 60,7 por ciento que confía en los sistemas de otros países.

En general, el informe pone de manifiesto que los investigadores en el extranjero reciben una mayor formación, se encuentran más satisfechos con su carrera profesional, y con los gastos que va a efectuar su organización para que puedan realizar adecuadamente su labor, despliegan una mayor cooperación con otras organizaciones, son más productivos y están obteniendo en la actualidad más beneficios económicos para los países que los contratan.

En todo caso, Galicia, Cataluña y Valencia son las comunidades autónomas que mayor confianza despiertan entre sus jóvenes investigadores, mientras que Suiza, Reino Unido y Estados Unidos son los destinos favoritos a la hora de salir al extranjero.

En la actualidad puede haber unos 48.000 jóvenes investigadores en España, según las últimas cifras que ofrece el INE y el número de científicos españoles que desarrollan su actividad en el extranjero se sitúa en una cifra que puede oscilar entre los 3.000 y los 10.000.

En todo caso, una de las cosas que ha experimentado un "incremento significativo" respecto a otros años son las expectativas favorables a la contratación de nuevo personal investigador, aunque "no se está consiguiendo un cambio" en la estructura de contratación.

"Siguen existiendo grandes dificultades para que los jóvenes investigadores accedan a una beca o un contrato posdoctoral. Persiste el círculo vicioso, por el cual conforme se va necesitando personal investigador se emplea a nuevos becarios que, por un menor salario, continúan con el trabajo que estaban realizando sus antecesores hasta que alcanzaron el título de doctorado", señala el autor del estudio, Pedro Aceituno.

PRECARIEDAD Y FUGA DE CEREBROS

Por ello, considera que las únicas alternativas para los nuevos doctores son la "precariedad laboral" en España o continuar dicha carrera en otros países", que son los grandes beneficiarios del esfuerzo investigador español. En definitiva, advirtió de que va a continuar registrándose una "fuga de cerebros". Las posibles soluciones pasan, según este experto, por fortalecer las Oficinas de Transferencia de Resultados, diseñar una adecuada carrera investigadora y atraer a los que ahora están en el extranjero para captar más fondos.

La creación del nuevo Ministerio de Ciencia e Innovación puede ayudar a que estos cambios se produzcan, aunque los jóvenes investigadores están aún "expectantes". "Al fin se han unido muchos organismos dispersos, aunque los cambios son lentos y poco transparentes y no se habla demasiado del personal investigador en la fase inicial", explicó Roke Iñaki Oruezabal, de la Federación de Jóvenes Investigadores.