Se trata de un córvido, que en Europa cría en Francia, Gran Bretaña y Rusia, entre otros países, y que por causas que se investigan lo hace también en la provincia leonesa -donde hay unas 1.600 parejas distribuidas en las comarcas de La Bañeza, del Páramo y la capital-, la única del país donde anida.

Dos de los biólogos que se han interesado por el fenómeno son Ignacio Rodríguez y Javier García Fernández, miembros del Grupo Ibérico de Anillamiento (GIA) de León, quienes tras años de investigaciones siguen sin resolver el misterio, según han explicado a Efe en una entrevista.

La graja (corvus frugilegus), de color negro, anida en países fríos, en ningún caso del Mediterráneo, y cerca de las riberas fluviales.

Se puede justificar su presencia en la capital leonesa en que "hace frío y hay ríos, pero ¿por qué en León y, por ejemplo, en Zaragoza no cría, ni tampoco en Burgos? No se sabe", apunta Ignacio Rodríguez.

Para intentar despejar la incógnita, se mantienen diversas hipótesis, entre ellas, que "alguna colonia de grajas, procedente de Europa invernara en León y decidiera instalarse en la provincia", una justificación "bastante improbable", dice.

Otra de las teorías que se mantienen, sin mucha certeza, es que esta ave en su día "tuviera una distribución mayor en la Península Ibérica y por una serie de cambios en el territorio fuera limitando su presencia hasta quedar reducida a la provincia".

Estos últimos se basan en unas "notas históricas" procedentes de un tratado de caza, del siglo XVII; que apunta sobre la presencia de unas aves en Aranjuez (Madrid), que pudiera hacer pensar que fueran grajas.

Sin embargo, no se tiene seguridad de que esta especie exista en León hasta mediados de la década de 1950, según explica García Fernández.

Lo que es cierto es que este fenómeno ha despertado gran interés entre los ornitólogos, que acuden a la provincia a estudiar el asunto.

"Piensan que es una ave difícil de ver", explica, de nuevo Rodríguez, y añade: "la gente de León no le da importancia, porque está acostumbrada, pero si nos diéramos un paseo por los parques veríamos cuarenta o cincuenta con toda seguridad".

Y es que si esta singularidad pasa desapercibido es porque se trata de un ave que "despierta pocas simpatías", su canto no es agradable y "encima tiene la desgracia de ser negra; si fuera de colores otro gallo cantaría", defiende.

Según el último censo de grajas de esta primavera, existen 1.600 parejas en la provincia, de las que menos de 300 están en León.

La tala de árboles ha afectado a la reproducción de esta especie, que hace pocos años ascendía a 2.000 parejas, dice Rodríguez, quien no obstante apunta que hace treinta años había poco más de quinientas.

En la capital, anidan en los árboles del Parque de Quevedo, el Parque San Francisco -en pleno centro de la capital- y en el Paseo del Parque.

La graja es un ave muy sociable, cría en colonias y duerme con otras especies, como la grajilla, la corneja y el cuervo, conformando dormideros muy llamativos.

En León, la corneja y el cuervo son conocidos como grajos, que son distintos a las grajas, de los que se diferencian por el plumaje, el canto y el vuelo.

También están las grajillas, de la misma especie que las grajas, y que anidan también en León, siendo esta ciudad también "una de las pocas" del país donde crían.