Este bioplástico se desarrollará mediante el uso de biomasa celulósica producida a partir de recursos vegetales no comestibles, como por ejemplo desechos y virutas de madera, que además de no consumir recursos alimentarios, también es neutra en carbono, lo que ayudará a reducir la dependencia de los combustibles fósiles y a rebajar las emisiones de dióxido de carbono.

Este proyecto se centra en el proceso de producción para la creación de un polipropileno que se puede utilizar en los vehículos, que procede de la conversión de la biomasa celulósica en etanol y después de la investigación de varias mezclas de etileno y propileno. Así, el polipropileno, para su uso en paragolpes y paneles de instrumentos, debe presentar resistencia al calor, solidez y durabilidad.

El director y responsable de I+D de Mazda, Seita Kanai, explicó que la creación de este bioplástico "ayudará a luchar contra el calentamiento del planeta, por un lado, y disipará las preocupaciones sobre el suministro de alimentos, por otro".

"Mazda está muy satisfecha de poder trabajar junto con sus colaboradores en la región para combinar las distintas tecnologías de biomasa. Con este proyecto de cooperación queremos además reforzar la posición de Hiroshima como centro de investigación sobre biomasa y crear una tecnología que pueda ser utilizada en todo el mundo", añadió.

Antes de este proyecto la firma automovilística nipona llevó a cabo una investigación sobre tecnología de biomasa que dio como resultado un bioplástico de alta robustez y resistencia al calor y el primer tejido 100% vegetal para los asientos.