El LISA consta de tres satélites de un diámetro de cinco metros que serán lanzados en el año 2011 para formar un triángulo equilátero en el espacio, en una órbita a la misma distancia que se encuentra la Tierra del Sol.

Se trata de comprobar por primera vez en la historia de la astrofísica cómo se "modifica" la distancia entre los tres satélites utilizando un sistema láser.

"Eso mediría la radiación gravitatoria. Es complicado pero es factible hacerlo", ha dicho a Efe Alberto Lobo, profesor de Investigación del CSIC y responsable del LISA en España.

El proyecto es tan ambicioso y atractivo que no se queda sólo en los despachos y laboratorios de los astrofísicos directamente implicados en el programa, sino que se abre a sus colegas de todo el mundo en congresos bianuales y que este año se celebra en el CosmoCaixa de Cataluña desde hoy y hasta el 20 de junio.

Al congreso del LISA de este año (Laser Interferomete Space Antenna) han acudido 240 investigadores procedentes de las universidades y centros de investigación con mayor prestigio del mundo, frente a los 170 de la anterior cita, en 2006.

La radiación gravitatoria la generan grandes cantidades de masa que se mueven con grandes aceleraciones como las galaxias, agujeros negros, agujeros negros supermasivos, sistemas binarios de estos agujeros negros (agujeros negros que giran alrededor de otro agujero negro) e incluso las supernovas.

Para Alberto Lobo, el proyecto LISA es tecnológicamente "un desafío importante porque medir esa radiación es importante en sí mismo. El proyecto daría un empujón muy importante a la astrofísica y es una ventana nueva para ver el Universo".

Esa ventana permitirá la observación del Universo próximo y lejano, no en vano la gravedad está presente en todo el cosmos y afecta a cualquier forma de masa y energía.

Los tres satélites del proyecto LISA actuarán en el espacio como lo hace un receptor de radio que capta las radiaciones electromagnéticas emitidas por un emisor, pero en este programa son los receptores de la radiación gravitatoria que generan las grandes masas espaciales.

La diferencia que existe entre ambas emisiones, según Lobo, es que la radiación electromagnética "es fácil de detectar mientras que la gravitatoria es más complicado".

Hasta ahora, la observación de la radiación gravitatoria se hacía desde telescopios terrestres como los de Ligo en Estados Unidos, Virgo en Italia o Tama en Japón, pero los astrofísicos esperan que con LISA se produzca una revolución en el conocimiento sobre la radiación gravitatoria.

La reunión del LISA de Barcelona ha sido organizada por el Instituto de Ciencias del Espacio del CSIC y el Instituto de Estudios Espaciales de Cataluña.

España es uno de los siete países europeos que participa en el proyecto a través del Plan Nacional del Espacio, financiado por el Ministerio de Ciencia e Innovación.