El sistema consiste en un sensor situado en el fondo marino que envía señales a una boya en superficie cada vez que detecta movimientos sísmicos, según un comunicado de la Embajada de Estados Unidos en Indonesia, institución que ha colaborado en este proceso.

Las boyas transmiten a continuación la información a un centro de control permanente en tierra firme, desde el que se da la voz de alarma en caso de riesgo de maremoto.

Con estos dos nuevos artefactos en el mar, Indonesia cuenta ya con un total de cinco boyas, que ha puesto en funcionamiento en los últimos diez meses.

Una sexta boya se perdió en enero de este año, después de que se rompiese el cable que la anclaba al fondo marino.

Por su parte, Tailandia, otro de los países más afectados por el tsunami del 26 de diciembre de 2004, cuenta con uno en las proximidades de la isla de Phuket, en el sur del país, que entró en funcionamiento en diciembre de 2005.

"Este trabajo es extremadamente importante para los indonesios que viven y trabajan en zonas que podrían verse afectadas por un tsunami", aseguró el embajador de EEUU en Indonesia, Cameron Hume.

Indonesia, con más de 168.000 muertos, fue el país más afectado por las olas gigantes que desató el terremoto de 9 grados en la escala de Richter de diciembre de 2004 en el océano Índico.

Este maremoto provocó más de 226.000 muertos en una docena de países.

Indonesia se asienta sobre el llamado "Anillo de Fuego del Pacífico", una zona de gran actividad sísmica y volcánica que es sacudida por unos 7.000 temblores al año, la mayoría de escasa magnitud.

Los tsunamis son un fenómeno poco frecuente que se produce cuando un terremoto en el fondo marino provoca el desplazamiento de grandes masas de agua cerca de la costa.