Bushinsky y Ban presentaron recientemente en el CosmoCaixa de Barcelona su último prototipo, Deep Junior 11, que se enfrentó en dos partidas semirrápidas al siete veces campeón de España Miguel Illescas, quien tenía a su disposición la versión anterior del programa, Deep Junior 10, en un encuentro que terminó en sendas tablas.

En una entrevista con Efe, ambos programadores, de nacionalidad israelí, explicaron que Deep Junior 11 no ha aumentado el número de movimientos por segundo que calcula, e incluso "ahora es quizás un 10 o un 20 por ciento mas lento que antes, pero busca de manera más inteligente, ve más, lo que queda reflejado en los resultados".

Deep Junior es uno de los ordenadores que, junto a otros programas, como Fritz o Hydra, han cosechado abultadas victorias frente a grandes maestros, incluyendo campeones del mundo, como ocurrió en dos torneos en 2004 y 2005 en Bilbao que enfrentaron a dos equipos de humanos contra programas, con un resultado que prácticamente finiquitó el debate sobre la superioridad de las máquinas en el ajedrez.

Para los creadores de Deep Junior estos torneos, junto a la contundente victoria de Fritz en 2006 contra el entonces campeón del mundo, Vladimir Kramnik, (4-2) "han sido muy desalentadores y perturbadores para los humanos" que "se han dado por vencidos demasiado rápido".

"Yo, como ser humano querría que los humanos opusieran más resistencia, no estoy convencido de que las máquinas sean mejores", afirma, pese a todo, Bushinsky, quien considera que el hecho de que en una de las partidas Krámnik se dejara dar jaque mate en un solo movimiento, un error elemental y sin precedentes para un campeón del mundo, prueba que el jugador estaba "intimidado" ante la máquina.

Frente a algunas opiniones de que los ordenadores ganan a los humanos porque no cometen errores graves pero no crean "belleza" en el tablero con jugadas "geniales", Amir Ban discrepa por completo y asegura que los programas son más creativos que los humanos en el ajedrez, porque los humanos conservan algunos prejuicios, algo de lo que carecen las máquinas, que "no tienen estos complejos y juegan de la mejor manera que ofrece la posición".

"Valoran la posición objetivamente y esto hace que los ordenadores hagan jugadas preciosas y las partidas sean extremadamente interesantes", dice Amir, que recuerda una impactante jugada de Deep Junior en 2003 en su match contra Gari Kasparov (3-3) que entonces sorprendió al propio ex número uno mundial, ya que el programa sacrificó un alfil por un peón para obtener la iniciativa, aunque sin tener garantías de victoria.

Una vez que el desafío hombre-máquina parece irremediablemente decantado hacia las computadoras, Ban y Bushinsky consideran que sigue teniendo sentido continuar perfeccionándolas, entendiendo el ajedrez como un "campo de excelencia" para comprobar hasta qué nivel puede llegar un ordenador.

Preguntados sobre si con los programas de ajedrez se podrían desarrollar aplicaciones en otros ámbitos donde los humanos deben tomar decisiones complejas, Amir, que está haciendo un doctorado en "teoría del juego", afirma que podría llegar a plantearse, aunque no es un asunto fácil.

En este campo, señala que Deep Junior 11 tiene capacidad de beneficiarse del aprendizaje de otros juegos informáticos, aspecto que "puede ser bastante útil cuando lo aplicas a problemas de la vida real".

Amir Ban, de 50 años, fue vicepresidente de investigación de la empresa M-Systems, que desarrolló la tecnología de memoria flash utilizada por teléfonos móviles y lápices de memoria, mientras Shay Bushinsky, de 44 años, enseña inteligencia artificial en la Universidad de Haifa.