Según Bernardo Delicado, investigador del departamento de Tecnología de la universidad, el método que se ha utilizado hasta ahora proporciona resultados "incorrectos".

La metodología antigua se basa en la medición de la energía dentro de un rango de frecuencias mediante un sensor, que es el mismo que se usa para medir las estaciones base de telefonía móvil.

El nuevo parte de los resultados proporcionados por ese sensor y los corrige en un laboratorio con una "cámara anecoica".

La "cámara anecoica" es un recinto que absorbe toda la energía que incide sobre sus paredes, por lo que proporciona precisión en las mediciones acústicas y electromagnéticas y permite simular las condiciones del espacio libre.

Juan Vázquez, otro de los científicos que han trabajado en el proyecto, ha explicado a Efe que los aparatos actuales "no están diseñados específicamente para medir los efectos sobre la salud humana".

El investigador asegura que es "como si yo fabrico un amplificador para que lo usen los Rolling Stones, pero no mido si puedo dejar sordo a alguien que va a verles tocar".

El nuevo método se podría aplicar a trabajadores de mantenimiento de radares en los aeropuertos, según Vázquez.

La metodología se ha desarrollado para estudiar los efectos del radar de varios aviones del consorcio aeroespacial europeo EADS sobre sus trabajadores de mantenimiento y se ha llegado a la conclusión de que se debe guardar una determinada distancia de seguridad.

Los investigadores creen que se debería cambiar la normativa europea que regula la medida de los efectos de radiación no ionizante sobre las personas, porque es "ambigua".

Delicado, por su parte, trabaja actualmente en una tesis que explica el nuevo método, la contaminación electromagnética que hay en el aire (los microondas, móviles, radios y televisores) y sus efectos sobre los seres humanos.