El equipo estudia ahora la posibilidad de crear un sistema de alerta espacial con ayuda de expertos británicos. Sin embargo, la comunidad científica se mantiene escéptica ante la idea de que estas señales sean verdaderos indicadores de un terremoto inminente. Los científicos del Centro de Investigaciones de la NASA en California, creen que las placas tectónicas comprimidas y a punto de romperse generan una carga eléctrica positiva del mismo modo que lo hace una pila común.

Al parecer, esta energía es transferida hacia la inosfera unos 100 kilómetros, capa de la atmósfera eléctricamente cargada por su exposición a la radiación solar. Si esto fuera cierto, los científicos podrían diseñar satélites capaces de predecir grandes terremotos días antes de que sucedan.

"Soy prudentemente optimista al pensar que tenemos buenos datos científicos, por lo que vamos a realizar una serie de experimentos para verificarlo", dijo a la BBC Minoru Freund, físico y director para el desarrollo de sistemas y materiales aeroespaciales. Aunque hasta hoy no se ha podido desarrollar ninguna tecnología capaz de predecir terremotos, no es la primera vez que las investigaciones en este sentido apuntan a ciertos fenómenos eléctricos.

Un sistema de detección satelital podría ser la clave para predecir terremotos. El estudio de unos 100 terremotos de magnitud 5,0 o más a lo largo de varias décadas en Taiwán, detectó que aquellos que tenían una profundidad cercana a los 35 kilómetros estaban precedidos por determinadas perturbaciones eléctricas en la ionosfera.

No obstante, el geofísico Mike Blanpied, del Centro de Investigaciones Geológicas de Estados Unidos, criticó el hecho de que los experimentos se llevaron a cabo en un laboratorio con rocas secas, o ligeramente húmedas, con una presión y temperaturas no ajustadas a la que se darían en condiciones reales. Además, añadió que el informe se basa en la hipótesis de que los rápidos cambios en la corteza terrestre se producen tan sólo unos pocos días antes del terremoto, algo que muchos científicos afirman se produce a un ritmo tan lento que es imposible de detectar.