La matanza ha sido criticada por grupos conservacionistas pero defendida por las autoridades locales, que aseguran que el exceso de población de estos marsupiales destruye el hábitat de otras especies autóctonas en peligro de extinción, como lagartos e insectos.

El Gobierno suspendió inicialmente el sacrificio de los canguros después de una campaña internacional de los defensores de los animales que recibió el apoyo del cantante británico Paul McCartney.

Las autoridades se comprometieron a estudiar la posibilidad de trasladar a los animales a una reserva, pero posteriormente descartaron la medida porque consideraron excesivos los 3,4 millones de dólares (2,2 millones de euros) que costaría la operación.

Sin embargo, los ecologistas argumentaron que el transporte de los canguros sólo supondría 720.000 dólares (unos 464.000 euros), aunque desconocen si les apoyará McCartney con alguna donación.

La semana pasada, ocho activistas fueron detenidos tras entrar ilegalmente en propiedad privada durante las protestas para detener la matanza.