En Estados Unidos hay 20,8 millones de niños y adultos, esto es el 7 por ciento de la población, que padecen diabetes. Esta cifra incluye aproximadamente 6,2 millones de personas a las cuales no se les ha diagnosticado el mal e ignoran que lo sufren.

El tipo 2 de la diabetes, una condición en la cual el cuerpo no usa la insulina de manera apropiada, afecta a la mayoría de las personas a quienes se ha diagnosticado la diabetes.

Un equipo de investigadores de la Universidad de Michigan, encabezado por el profesor de química y biofísica Ayyalusamy Ramamoorthy, indica en el artículo que "una de las características más salientes de la diabetes tipo 2 es la presencia de grumos de fibras de proteína llamadas amiloides en las células del páncreas que producen la insulina".

Investigaciones anteriores habían sugerido que la formación de amiloides de alguna manera daña las membranas que rodean estas células, las mata y precipita la diabetes.

Pero Ramamoorthy y sus colaboradores probaron que el daño puede ocurrir independientemente de la formación de amiloides y que la proteína involucrada, conocida como islote de proteína amiloide polipéptido (IAPP por su sigla en inglés) tiene regiones separadas responsables por la formación de amiloides y el trastorno de la membrana.

"Ya se sabía que las fibras amiloides mismas no son especialmente dañinas para las células, pero se pensaba que el proceso de formación de amiloides podía generar compuestos intermedios tóxicos que causaban el daño a la membrana", dijo Ramamoorthy. "Este asunto ha sido materia de gran debate".

El grupo de la UM, que rompió un extremo de la proteína y probó las propiedades del fragmento resultante, encontró que el fragmento trastorna las membranas y causa la muerte de la célula de manera tan eficaz como la proteína completa, sin la formación de amiloides.

Luego los investigadores compararon la forma humana de la IAPP con la versión en ratas, que no causa la muerte de células, y encontraron que la diferencia de un solo aminoácido (el bloque de construcción de las proteínas) es responsable por la toxicidad.

Aunque se cree que la IAPP contribuye al desarrollo de la diabetes tipo 2, no se han desarrollado aún medicamentos que supriman su papel en la diabetes principalmente porque sigue siendo un misterio el mecanismo molecular por el cual se torna tóxica, indica el artículo.

Además, la presencia de formas tóxicas y no tóxicas de la misma proteína en el cuerpo humano complica considerablemente el descubrimiento de qué hace que la proteína sea tóxica.

"Algo interesante es que este es, exactamente, el mismo problema que ha limitado el progreso de la investigación para el descubrimiento de medicamentos que traten otras enfermedades por amiloides, relacionadas con la edad, como Alzheimer, Parkinson, Huntington y la enfermedad de las 'vacas locas'", dijo Ramamoorthy.

"Nuestro hallazgo clave de una versión de la proteína que existe solo en una forma tóxica estable simplifica considerablemente la búsqueda de compuestos que prevengan estas enfermedades", concluyó.