La nave, que traía a bordo a la astronauta Peggy Whitson y la primera astronauta surcoreana, Yi So-yeon, descendió a más de 400 kilómetros del punto previsto el pasado fin de semana. En la nave también regresaba el astronauta ruso Yuri Malenchenko.

"No veo que esto haya sido un problema importante, pero es evidente que no debió ocurrir", dijo el director de vuelos de la NASA Bill Gerstenmaier en una conferencia de prensa telefónica.

"Tengo absoluta confianza en lo que los rusos están haciendo.

Están tratando esto con la misma diligencia con la que lo haríamos nosotros", agregó.

Una segunda cápsula Soyuz se mantiene acoplada al complejo en órbita y Gerstenmaeir afirmó que está lista para su uso en el caso de que los tres inquilinos de la EEI tuviesen que realizar una maniobra de evacuación.

"No hay problemas con el vehículo Soyuz en órbita. Si tuviéramos que regresar en un caso de emergencia, nos metemos a la Soyuz y volvemos", dijo el alto cargo de la Administración Nacional de Aeronáutica y del Espacio (NASA).

Las cápsulas Soyuz serán el único vehículo de abastecimiento y relevo de tripulaciones de la EEI después de que los transbordadores estadounidenses sean retirados en 2010.

Según Malenchenko, el descenso balístico -sin propulsión propia- de la nave se debió a causas técnicas.

"Todos los sistemas continuaban funcionando cuando la cápsula se separó de la nave. Aun así, el vehículo cambió automáticamente a un descenso balístico", manifestó durante una rueda de prensa en la Ciudad de las Estrellas, a las afueras de Moscú.

Tras el accidentado descenso, Malenchenko llamó a los controladores del vuelo con un teléfono satelital para notificar la situación de la tripulación y avisar a los equipos de rescate antes del aterrizaje.

"No nos estábamos muriendo, no hacía falta que nos salvaran, pero como aterrizamos en un lugar no previsto, los equipos de salvamento llegaron a los 45 minutos", subrayó.

"Salimos por nuestro propio pie del módulo de descenso. Unos 15 curiosos se acercaron al lugar en varios coches. Estaban muy sorprendidos y no estaban al tanto de quiénes éramos. Uno de ellos señaló la cápsula y preguntó si se trataba de un barco. Otro quiso saber si habíamos saltado de un avión", relató.

Según Malenchenko, tuvieron que explicar a cada uno de los vecinos que eran astronautas procedentes de la Estación Espacial Internacional (EEI).

"Asintieron con la cabeza pero luego volvieron a preguntarnos que de dónde habíamos venido. No podían creerse que hubiéramos estado en el cosmos. Entonces vieron las escafandras y entendieron finalmente que éramos cosmonautas", agregó Malenchenko.