El bosque boreal canadiense ocupa una extensión de 5,45 millones de kilómetros cuadrados, el 53 por ciento de la superficie total del país y más de 10 veces el tamaño de España.

El informe dado a conocer hoy por la organización ecologista también alerta de que las consecuencias de la destrucción de esta masa arbórea serían de gigantescas proporciones ya que podría provocar la emisión de 186.000 millones de toneladas de carbono.

Esta cantidad de carbono -igual a 27 veces las emisiones mundiales de CO2 que la combustión de combustibles fósiles genera cada año- está almacenada en los árboles y, sobre todo, en el suelo sobre el que crecen los bosques boreales.

Según Elizabeth Nelson, investigadora de la Universidad de Toronto y coautora del informe, "más de dos terceras partes del carbono (83 por ciento) almacenado en el bosque boreal se encuentra en el suelo".

Nelson añadió que "cuando la cubierta forestal es retirada, el suelo se deteriora y emite dióxido de carbono adicional durante meses, años e incluso décadas".

Hoy en día, cada año las compañías madereras talan unos 9.000 kilómetros cuadrados de bosque boreal, incluidos 68 kilómetros cuadrados talados para la construcción de carreteras y otras instalaciones necesarios para la explotación de estos recursos.

Pero, según Greenpeace, alrededor de 36 millones de toneladas de dióxido de carbono se liberan cada año por la tala de esta superficie, más de lo que emiten todos los coches que circulan por el país.

Christy Ferguson, portavoz de Greenpeace, declaró a Efe que pese a estudios como el de la organización ecologista, las autoridades canadienses defienden que la explotación del bosque boreal tiene consecuencias positivas para el cambio climático.

"Los gobiernos canadienses, tanto a nivel federal como provincial, y el sector de los productos forestales están promoviendo una visión totalmente falsa de los efectos de la tala de árboles en el medio ambiente", dijo Ferguson.

El año pasado, el Ministerio de Recursos Naturales de Canadá emitió un informe en el que se asegura que la práctica totalidad del carbono almacenado por los árboles y el suelo del bosque boreal permanece retenido en madera y suelo después de su tala, por lo que prácticamente no tiene incidencia en el cambio climático.

El informe señala que "las prácticas de gestión forestal no suponen emisiones sustanciales"."

"Están equivocados. Cuando se estudian todos los datos científicos, prácticamente todos los aspectos de su argumento se revelan como falsos", añadió Ferguson.

Greenpeace también dijo que entre 1970 y 1990 se ha duplicado el área de bosque boreal afectada por incendios forestales, lo que está aumentando la cantidad de dióxido de carbono emitido a la atmósfera cada año.

El informe revela que, en la actualidad, cada año se pierden en incendios forestales 76.000 kilómetros cuadrados de bosque boreal, una superficie mayor que Irlanda o Panamá.

Desde hace años, Greenpeace realiza campañas periódicas contra las empresas que están explotando el bosque boreal, como la multinacional estadounidense Kimberly-Clark que produce la popular marca de pañuelos de papel "Kleenex".

La organización ecologista denuncia que la inmensa mayoría de los árboles talados del bosque boreal canadiense -un ecosistema que se considera uno de los últimos grandes bosques inalterados y que ha evolucionado desde hace 10.000 años- tienen como fin productos desechables.

"La mayoría son 'kleenex', papel de periódico, papel higiénico, publicidad impresa, papel de periódico, revistas", señaló Ferguson.