Para que se produzca un deslizamiento tienen que confluir diversidad de elementos, como el tipo de suelo y roca, la pendiente, que es "muy importante", la longitud de la ladera y el tipo de ocupación del suelo.

Pero también se deben dar elementos desencadenantes, el más importante de ellos en España las lluvias, pues lluvias fuertes y prolongadas pueden provocar, en terrenos con riesgo previo, deslizamientos del terreno, detalló durante el encuentro celebrado en Gran Canaria.

Otros factores desencadenantes, prosiguió, son la nieve, que en España apenas afecta, y las erupciones volcánicas, aunque descartó que en caso de una erupción en La Palma se pueda producir un desprendimiento tan importante que provoque un tsunami, algo descartado por la mayoría de los científicos, aseguró.

Los movimientos sísmicos también afectan, pues las fisuras y movimientos debilitan el terreno y hace que estén más expuestos en casos de lluvias.

Durante su ponencia, Javier Hervás expuso los grandes deslizamientos de la historia de Europa, el más importante de ellos en 1963 en el Embalse de Ballonti, que produjo 2.000 muertes.

Hervás explicó que la Comisión Europea ha elaborado una directiva que, de aprobarse a finales de 2008, daría lugar a un trabajo que se extendería a lo largo de 15 años para la identificación de zonas de riesgos y establecimiento de medidas de mitigación y rehabilitación.

Explicó que en España y Europa existe poca legislación y la UE publicó una estrategia para la protección del suelo en 1996 que incluía una comunicación y una propuesta de directiva.

En la Cumbre de Lisboa no obtuvo el apoyo necesario, pero la directiva volverá a presentarse este año.

El objetivo es que, una vez aprobada, dure dos años la transposición a las legislaciones nacionales y comience un trabajo en el que se tengan en cuenta las amenazas del suelo, como erosión, contaminación, compactación, sellado o movimientos, y se realice una cartografía que detalle las zonas de riesgos, además de establecer medidas de protección y disminución de los peligros.

Proteger el suelo contra la degradación y preservar sus funciones medioambientales y como lugar en el que se desarrolla la actividad humana es el fin de esta propuesta de directiva, detalló.